Héctor Estrada/Ultimátum
TGZ
Teniendo como espacios laborales las calles, el comercio informal y los campos agrícolas, actualmente uno de cada diez niños chiapanecos se encuentra inmerso en el sector productivo estatal, por lo que al menos 160 mil menores de 17 años en Chiapas son parte de las estadísticas del trabajo infantil en México.
Recientemente el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) hicieron pública la investigación denominada Módulo de Trabajo Infantil (MTI) 2013 donde se expusieron los últimos resultados de la Tasa de Ocupación Infantil (TOI) en la república mexicana.
Reveló que en el país existen un total de 29.3 millones niños, de los cuales 2.5 millones realizan alguna actividad económica, lo que significa que –en promedio a nivel nacional- 8.6 por ciento de los menores de edad se encuentran en campo laboral.
Es Colima quien encabeza la Tasa de Ocupación Infantil con el 14.3 por ciento, seguido de Guerrero, Puebla, Guanajuato, Nayarit, Zacatecas, Oaxaca, Tabasco y Chiapas empatado con Michoacán y Campeche en el noveno sitio.
Caso Chiapas
De acuerdo al MTI, en la entidad chiapaneca el 10.9 por ciento de los niños realizan algún tipo de trabajo. Es una cifra superior en un 2.3 por ciento a la media nacional que coloca a Chiapas como uno de los 10 estados con la mayor problemática.
Los datos no contrastan mucho con lo señalado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Según dicho organismo, hasta el último conteo dado a conocer este mismo año, la cantidad de niños, niñas y adolescentes que se encuentran dentro de las cifras del trabajo infantil representan una cantidad de alrededor de 164 mil infantes.
En Chiapas, Guerrero y Oaxaca se concentra casi medio millón de niños que trabajan. En estos tres estados la tasa de ocupación infantil supera el 10 por ciento, por arriba de la nacional que es de 8.7 por ciento. En la entidad chiapaneca este sector laboral representa hasta el 11 por ciento de su población infantil total.
Joaquín es uno de los más de 160 mil niños dentro de las estadísticas. Para él trabajar de pequeño es algo “normal”. Tiene 13 años y desde los 6 se ha dedicado a vender chicles, cigarros y dulces en los parques públicos de la zona centro de Tuxtla Gutiérrez.
Aunque al principio fue reacio para establecer una conversación. Mientras encoje los hombros y esconde la mirada, responde tímidamente a la pregunta del porqué no va a la escuela: “Hay que trabajar porque así dicen mis papás”; simple y sin más comentarios.
Tiene cuatro hermanos de 11, nueve, ocho y cuatro años; los tres primeros también tienen ya la caja de madera con mercancía colgada sobre el pecho; a la más pequeña de ellos seguramente le espera el mismo destino.
Joaquín y sus hermanos son ejemplos del sector que desde hace años parecen formar parte de escénica urbana en las calles de Chiapas y varios ciudades del país. No tienen horarios laborales de ingreso o salida y la gran mayoría de ellos tiene a sus propios padres como jefes o mentores para su inserción en el sector laboral.
Las estadísticas oficiales son claras, según la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, de cada 100 de estos niños trabajadores, sólo el 50 por ciento son subordinados y remunerados, cuatro por ciento trabajan por cuenta propia y el 46 por ciento ni si quiera reciben un pago por su trabajo diario.
De esta forma, el 30 por ciento laboran en el sector agropecuario, 26 por ciento en el comercio (la mayoría en el sector informal), el 25 por ciento en los servicios, 13 por ciento en la industria manufacturera, el cuatro por ciento en la construcción, mientras el dos por ciento de los casos no se especifica el sector.
De acuerdo a la última Encuesta Intercensal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en Chiapas el 43.8 por ciento de los niños y niñas viven en hogares con condiciones de pobreza extrema; mientras el 87 por ciento presenta algún tipo de carencia en materia de acceso a la seguridad social, alimentación adecuada; servicios de salud; servicios básicos en su vivienda y rezago educativo.
Alrededor del 35 por ciento no asisten a la escuela, por diversas causas que van desde inmediata ocupación laboral a la falta de escuelas. A lo anterior se suman las deficiencias en la atención médica, por falta de infraestructura hospitalaria y cobertura de salud (medicamentos), que hasta el 2013 significaron la muerte del 12 por ciento de los decesos infantiles en Chiapas, a causa de padecimientos tan comunes como infecciones intestinales simples.
Desensibilización social
Para Laura Camacho Cisneros, especialista e investigadora en Psicología Social, en Chiapas como en gran parte de los estados del sur mexicano se registra un evidente caso de desensibilización social ante trabajo infantil.
Asegura que la población se ha acostumbrado a ver los niños trabajar en labores rudas y ser explotados. Se han convertido en parte de la “normalidad” de las calles, donde observar a un niño de hasta cinco años lustrando zapatos, vendiendo cigarros, limpiar parabrisas, servir como cargador o pidiendo dinero ya incomoda a muy pocos.
“En una situación particular que vivimos día a día. Casi todos los días nos topamos de frente con la explotación laboral infantil, les compramos chicles o dejamos que lustren nuestros zapatos sin remordimiento alguno”, acotó.
Camacho Cisneros asegura que actualmente existe desinterés, apatía y resignación social sobre el trabajo infantil en una sociedad que – asevera- se ha acostumbrado a ser testigo de la problemática como parte de la cotidianidad.
Al respecto, durante su más reciente visita a Chiapas, la activista y ex representante del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Isabel María Crowley, señaló que el problema requiere de estrategias contundentes que permitan sacar a los niños del sector laboral e incorporarlos a las escuelas.
“No sólo es necesario crear políticas públicas encaminadas a fortalecer a este sector; es mucho más importante gestionar los recursos necesarios para poder combatir de manera frontal a este problema tan lacerante”, expresó tajante.
Durante la Tercera Sesión Extraordinaria de la Comisión Interinstitucional para la Erradicación del Trabajo Infantil en el estado de Chiapas, en julio pasado, el propio gobernador Manuel Velasco Coello reconoció que el problema representa un reto complicado para los esfuerzos interinstitucionales, y que la reducción alcanzada durante los últimos años apenas ha alcanzado el 2.4 por ciento, pasando del 13.3 al 10.9 por ciento de la población total.
Se trata de un sector para el que estados como Chiapas aún tienen muchos pendientes. Y es que, no se necesita caminar demasiado para palpar su realidad; en las calles, mercados, caminos y plazas públicas su presencia laboral –la mayoría irregular- se ha vuelto un escenario recurrente.
Son niñas y niños a los que la pobreza, el rezago educativo, la ignorancia de sus padres o su situación migratoria los mantiene atados a graves entornos de explotación laboral o sexual donde los “juegos de niños” es asunto de “los afortunados”.