Luisa Ruíz está consciente que la tradición evoluciona y que el cliente siempre manda. Por ello, se encarga en vender trajes de Chiapanecas, Chuntá y Parachicos para Niños Jesús, estilos que han sido solicitados por creyentes y partícipes de esta cultura, y con ello, celebrar la tradicional Sentada de Niño
Vanesa Ríos/Ultimátum
TGZ
“Una es comerciante y hace lo que el cliente mande y diga. A mí me dicen: si Dios no se vistió de Chiapaneca, pero la tradición evoluciona. Los clientes me dicen ‘como soy Parachico lo visto de Parachico’. Al final, todos los pensamientos van hacia Dios. Estamos seguros que está en el cielo y en espíritu, si estoy insegura temo a los santos, cuando sólo son representaciones”, dice la también restauradora.
Desde 1995, Ruíz se dedica a la venta de trajes para la Sentada de Niños. Primero lo hacía en el local ubicado en el Mercado Gustavo Díaz Ordaz, y desde el 2009, en su casa en la colonia San Francisco, de Tuxtla Gutiérrez.
El espacio que ha determinado para este comercio está rodeado de posters, collage y estampa de diversos santos. Cuelgan también una infinidad de modelos de ropa en diversos colores. La música romántica es la sonoridad que ella elige para sus días de trabajo que transcurre entre José José, Juan Gabriel y los Ángeles Negros, intérpretes que escucha, mientras se dedica a restaurar santos o a vestir a los niños Jesús, con telas de raso de novia o de encaje, por ejemplo.
Aunque ha permanecido por 24 años en esta labor, se ha percatado que la participación de los creyentes ha disminuido ya que dejan de profesar la religión católica o usan la misma vestimenta de años anteriores; o simplemente abandonan la idea de buscar madrina, ya que ésta no sólo se encargará en comprar el traje sino también velas, luz de bengala, dulces y botanas que repartirán entre los invitados, lo cual generará gastos. Por ello, resalta que ella maneja precios accesibles que van de 30 pesos hasta 150 pesos, entre trajes, zapatitos y adornos.
“Quien lo viste debe hacerlo con amor. Sabes, ahora lo nacen y lo sientan de una vez, para no hacer doble gasto”, indica.
Menciona que cada madrina viste al niño Jesús de acuerdo a la fe o la petición de la dueña. Debido a esto, los más solicitados son: San Judas Tadeo, San Martín Caballero, San Miguel Arcángel, Santísima Trinidad, Sagrado Corazón y Médico Cirujano; y de Chuntá, Chiapaneca y Parachico. Sin embargo, dice que la gente que procesa el catolicismo con mayor “respeto” pide una túnica blanca, fondo y camisita.
Luisa Ruíz se inició en este trabajo por necesidad. Antes sus hijas costuraban, pero ahora, como tienen carrera y familia se han alejado de este negocio; razón por la cual ahora vende la ropa que una señora le costura.
Ella es devota de San Judas Tadeo, a quien dice que si se está limpio de corazón le llega las oraciones. Se sabe la historia de santos, como de San Marcos, El Niño de Atocha, San Martín de Porres, San Antonio de Padua y San Judas Tadeo.
Sostiene que las Sentadas de Niño, es una tradición que permite unir a las familias. Por ello, este empleo del cual se considera artesana lo hace con amor y siempre se acompaña de música, “porque si no tiene música es como estar en el panteón”.
