La hipocresía del INE y de sus vástagos
Amet Samayoa Arce/Ultimátum
No ha sido el Instituto Nacional Electoral, ni mucho menos los órganos electorales locales, los que han tenido la iniciativa de limitar, restar, quitar y de redireccionar los recursos públicos millonarios de los partidos políticos a la reconstrucción de las zonas afectadas del país provocadas por el terremoto. Que quede claro, para bien o para mal, los que dieron el primer paso fueron los partidos políticos, empezando por el líder nacional de MORENA, Andrés Manuel López Obrador. Nunca el INE, acompañado de sus “hijos menores”, han considerado en sus agendas la reducción de sus propios presupuestos, sino exactamente al revés como tampoco han animado a los partidos políticos para que hicieran lo mimo. En todo momento abrazan tesis personales de lo que entienden como democracia moderna en el mundo, lo copian y lo pegan en el contexto nacional mexicano. Han defendido a muerte, desde los mañosos, tramposos y colmilludos retorcidos consejeros nacionales y los locales (que sólo replican como títeres porque les deben la chamba), la idea de hacer democracia electoral como mucho dinero. El INE y sus vástagos locales, los han dejado crecer como una especie en peligro de extinción y como una “nueva” generación aristócrata, exclusiva, inalcanzable, intocables (y cuando hay delitos sobre ellos los exculpan), casi casi se sienten como semidioses que lo que exclaman, en lo público y en lo privado, es la neta del planeta, incuestionable e irrefutable. Falso. Son más errados que cualquier ciudadano de a pie. En las crisis, como la que ha provocado e impactado el terremoto en varias partes del país, es cuando notamos el tamaño de autoridades “legalmente establecidas” que no sirven para nada.
Consejeros desubicados
Hay notorias e innumerables declaraciones en diferentes medios de comunicación del país donde confiesan los del INE y sus vástagos que hasta es un error la ley Kumamoto de Jalisco que modifica el cálculo del monto del financiamiento público para los partidos políticos, que dicho sea de paso fue aprobada por la mismísima máxima Suprema Corte de Justicia del país. De acuerdo con los datos públicos, a partir de 2019 la bolsa total, antes de su reparto a cada uno de los partidos, no se calculará en función de la cantidad de votantes inscritos en el padrón electoral sino de acuerdo con la cantidad de votos válidos emitidos en la urna en la elección inmediatamente anterior. Sabía usted que tanto el INE como sus vástagos locales desacreditan este paso adelante en Jalisco que avaló la Suprema Corte de Justicia de la Nación al grado tal que declaran, como el propio titular del IEPC de Chiapas, Oswaldo Chacón Rojas, que afirmó con lujo vanidoso y mañoso que es un error la ley Kumamoto. No es novedad, la hoja de vida de Chacón Rojas, decanta siempre sobre la defensa de intereses personales y de su grupo político que lo viene colocando en todas las chambas. ¿Porqué el empeño hipócrita y “defensa férrea” del INE y de sus vástagos de no querer rasurarles dinero público a los partidos políticos, ni tampoco que les toquen sus millones de pesos de sus arcas “propias”?. No se ven al espejo pero si se endulzan las boca criticando a todo mundo. Los consejeros electorales del país, tienen igual o mejores salarios que los legisladores federales y hasta locales, magistrados, en los Pinos, los diplomáticos, altos mandos de la SEDENA, gobernadores, etc.
Se creen el ombligo del mundo
Con o sin el INE y sus vástagos, éste país funciona perfectamente bien. Es más, nadie notaria si existen o no los órganos electorales, pues un arbitro que no funciona, daña un partido de futbol y una contienda electoral. La actitud legaloide, los rollos cantinflescos de quitar o poner artículos, modificar o no modificar las leyes nacionales o locales, si es tiempo o no, si se debe o no, si es contra la ley nacional o local, es puro cuento que revela la mente descontextualizada del INE y de sus vástagos, de no ubicarse, antes y después de los terremotos, en qué país vivimos. Con el cuento barato y conveniente de que si se les quita dinero a los partidos políticos van a resarcir ese recurso por dinero sucio del narco o de poderosos intereses, “asustan” a todo mundo. No hay ética ni buena moralidad del INE ni de sus vástagos para encarar la crisis del terremoto, ni antes lo hicieron, porqué tenían que hacerlo ahora. Ahora todo mundo nota que los órganos electorales son unos hipócritas e incongruentes queriendo ser gestores del descuento de los recursos públicos de los partidos políticos cuando ellos nunca lo promovieron. El siguiente paso es restarle los recursos públicos al INE y a sus vástagos (que no es igual a cobrarle la factura a los empleados y echarlos) para sus tareas ordinarias y de las justas electorales. Es fácil revisar si existe o no alguna declaración pública de algún consejero electoral nacional o local respecto a la iniciativa de auto disminuirse: salario millonario de los consejeros, presupuestos inimaginables para operar las votaciones, compras, contrataciones, publicidad, promoción, etc. De eso no se habla ni se encara. Parece correcta la ruta histórica que lleva el INE y sus vástagos, porque eso permite notoriamente que vayan contra la sociedad mexicana y sus tiempos reales de hoy y hacia delante. La aristocracia electoral no le sirve para nada a este país, mucho menos a Chiapas que, con o sin terremotos, requiere reconstrucción, requiere mayores recursos para levantar el vuelo hacia mejores condiciones de vida que obviamente no ha estado en ningún matizado resultado electoral.
De Tarot y Adivinanza
Se ve que el “amigo Migue”, es otro de los que sienten los terremotos y no se hincan. El pasado domingo hizo un despilfarro insultante al celebrar el bautizo de su nieto, hijo de su hijo José Miguel (Miky) en conocido y caro salón de fiestas del lado poniente de la capital. Miky es precisamente al que alinea para heredar la presidencia municipal de su mayor hijo Emmanuel. Frívolo e insultante por en tanto numerosas familias buscan un cobijo y unas láminas tras las pérdidas de sus viviendas, aquí dilapida el erario público aunque disfrazado. Por cierto excesiva seguridad y movimientos raros en el festín al puro estilo de los grandes capos … servidos.