*Rotundo no a la imposición en el PRI
*Nuevamente se intentó, pero no se logró
Salvador Ruiz Zambrano/Ultimatum
Roberto Albores Gleason, líder espurio en Chiapas, del Partido Revolucionario Estatal, volvió a fracasar en su nuevo intento de hacer creer Enrique Ochoa Reza, dirigente nacional del tricolor, que en la tierra de Belisario Domínguez, su palabra es ley para imponer a su sucesor en la persona del pablista-sabinista Mauricio Pérez Anzueto.
Albores, lanzó en coordinación con el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, una convocatoria con fecha 3 de agosto, pero apenas circulada el sábado. Oficialmente el objetivo principal, era la determinación del procedimiento estatutario para elegir al presidente y secretario general del CEN estatal priísta, para el período estatutario 2017-2021. Asimismo la determinación del tope de gastos de campaña para la elección de ambos dirigentes.
Y hasta ahí.
Lo inesperado vino después, cuando sin estar programado habría un reunión previa, propiciada por José Murat Casab y Roberto Albores Gleason, la mañana del domingo 6 de agosto en el hotel Marriott de la capital chiapaneca, en la que el hijo del ex gobernador Albores Guillén, expulsado vergonzosamente del tricolor por traición, al apoyar al candidato de la alianza PAN-PRD-PT y otros en el 2006, Juan Sabines Guerrero, yendo en contra del abanderado del Revolucionario Institucional, José Antonio Aguilar Bodegas, quien finalmente perdiera la elección, por manipulación de las urnas que hiciera el innombrable Pablo Salazar Mendiguchía, tuvo varias sorpresas.
De entrada, el malestar generalizado de los ex líderes partidistas estatales del PRI y consejeros políticos, que de antemano suponían toda la intención de Albores Gleason y su padre, por llevar a cabo un madruguete, para sensibilizar a Murat Casab, de la conveniencia de que en el mando priísta de la entidad, quede el favorito Mauricio Pérez Anzueto, otro traidor connotado, al ser producto de Pablo y Juan, y por lo mismo un incondicional.
Ahí estuvo, obviamente sin invitación, José Antonio Aguilar Bodegas, firme aspirante a la candidatura a la gubernatura estatal y principal contendiente de Robertito en la recta final de la definición, en la que contrasta radicalmente la trayectoria como político profesional del tapachulteco, con la del comiteco.
En la lista, estuvo también la asistencia de otro de los grandes del priísmo estatal Gerardo Pensamiento Maldonado, así como de Sami David David, que se sumaron sin pensarlo mucho a la gran mayoría de los ahí reunidos a puerta cerrada, representativa de la corriente que se opone a la imposición por parte de Albores Gleason y su padre, de Pérez Anzueto.
Incrédulos Murat y Albores, por no haber podido dar el albazo que favoreciera el propósito de crear para el lunes 7, la corriente de opinión que incline la balanza a favor de quien debe su corta trayectoria política a los favores recibidos a cambio de ser servil con quienes lo han creado.
Fallida intención del oaxaqueño, que nunca esperó que durante su inesperada visita anticipada, se topara con un fuerte movimiento opositor a los intentos dictatoriales del inexperto e inmaduro Albores Gleason, títere de los intereses de Salazar Mendiguchía y de Sabines Guerrero, a los que debe su corta pero provechosa para sus finanzas, carrera política.
Reunión de priístas al más alto nivel, en la que no se permitió a los asistentes ingresar con teléfonos celulares, de tal manera que el conclave se realizó en el más absoluto hermetismo.
Se cumpliría el propósito con el compromiso verbal de no difundir los medios de comunicación lo registrado al interior del más lujoso y caro hotel de Chiapas, que por cierto valdría la pena saber cuánto costó llevar a cabo ahí el evento.
Signos tuvo acceso a información proporcionada por prominentes líderes asistentes, que lo que menos dijeron, es que Alberto Albores Gleason volvió a fracasar en su propósito dejar en su lugar a alguien de toda su confianza, que esté dispuesto de manera incondicional a cuidarle las espaldas, una vez que deje el mando, pues existen demasiadas irregularidades durante su gestión que terminó hace dos años y que por su cuenta y capricho se ha mantenido como presidente, violando los estatutos.
Una encerrona en la que en ningún momento se dio el enfrentamiento verbal radicalizado, pero sí la precisión de que la militancia no aceptara la imposición de Pérez Anzueto, por lo que se harán las propuestas necesarias para designar a quien verdaderamente represente los intereses de la mayoría del priísmo chiapaneco.
Intercambio de opiniones en los que prevalecieron las ideas y no l confrontación estéril, demostrando con ello el respeto partidistas, pro también la unidad que hoy distingue al Revolucionario Institucional, luego de que Eduardo Ramírez Aguilar, líder del Partido Verde Ecologista de México y del Congreso estatal, ha hecho pública la intención de abandonar al PRI, para sumarse a los partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática, así como de aquellos pequeños estatales, con aroma de mujer y totalmente palacio.
La línea en el PRI está marcada marcada para Chiapas, en su frase cada vez más difundida de “somos rojos de corazón. Vamos con todo”, como advertencia a los adversarios políticos de que sus candidatos en la elección de 2018 incluyendo a Chiapas, serán lo suficientemente populares para asegurar no únicamente su triunfo en la gubernatura, sino de que éste repercuta también en el conteo final que favorezca a su candidato Presidencial.
Esta mañana de lunes 7 de agosto, José Murat Casab deberá echarse a fondo para dejar en claro que la conjura que encabezan Roberto Albores Gleason y Roberto Albores Guillén, obedeciendo las consignas de los enemigos recalcitrantes del PRI, Pablo Salazar Mendiguchía y Juan Sabines Guerrero, no será validada por el comité ejecutivo nacional ni por su líder Enrique Ochoa Reza. SI NO QUE SE DEMUESTRE LO CONTRARIO
