Lennyn Flores/Ultimátum
TGZ
En breve, habrá de publicarse la nueva reglamentación de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, que obliga a los bancos a pedir a los clientes que soliciten nuevos créditos o abran nuevas cuentas de ahorro, sus huellas dactilares, tema que debería analizarse profundamente, expuso el investigador Miguel Ángel Marina.
Y es que mencionó que una de las contras de esta nueva disposición, es que, además de incrementar los casos de secuestros exprés, los delincuentes podrían optar por acciones más radicales, como la amputación de extremidades de los usuarios para poder ingresar a sus cuentas bancarias.
“El tema se torna sumamente preocupante, ya que, a la fecha, existen bases de datos que albergan grandes cantidades de información biométrica de las y los mexicanos, las cuales están en desuso y de las que se desconoce su destino, tal es el caso del Registro Nacional de Menores y la Cédula Única de Identidad”, dijo.
Abundó que esta reglamentación busca sustituir las medidas de seguridad actuales, donde se utilizan números, iniciales o símbolos (NIP). Los beneficios de la implantación de los datos biométricos son: más seguridad en las operaciones, ya que, a diferencia de una contraseña, es imposible que alguien “hackee” los datos biométricos.
Asimismo, mencionó la nueva disposición podría causar más comodidad al usuario, pues no estará recordando una contraseña para cada una de las operaciones que se realizan.
Sin embargo, reiteró que: “el secuestro exprés se verá incrementado, ya que las personas amantes de lo ajeno, con tal de adquirir, mil o dos mil pesos, nos van a llevar directamente al cajero o en el peor de los casos, hasta macharnos los dedos para poder realizar las transacciones”, dijo.
Agregó que también hace falta legislar más en la materia, púes, aunque se está entrando a esta nueva etapa, aún existe retraso, lo que significa algún tipo de complicación en más de uno.
Expuso que, con esta nueva reglamentación, los bancos tendrán que verificar los datos biométricos al momento ante la base de datos del Instituto Nacional Electoral (INE), la cual fue víctima de la filtración de datos de los votantes mexicanos en abril del año pasado, y que, al estar también en la modalidad digital, es vulnerable ante cualquier tipo de infiltración.
Explicó que el uso de datos biométricos, como la huella dactilar o el iris del ojo, “demuestra” la identidad de una persona con un mayor nivel de seguridad, además de que son más difíciles de falsificar y cuentan con la ventaja de que una persona no puede olvidarse de ellos como lo hacen con una contraseña.
Puntualizó que aun cuando se cuenta con un marco normativo sobre protección de datos personales que, en efecto, establece estándares de regulación y protección de los datos personales sensibles tanto para particulares como para dependencias y entidades de la administración pública; el manejo de dichos datos se realiza de forma poco transparente, no hay una sistematización clara de los mismos y por tanto no hay una garantía real de que su tratamiento se realice de forma adecuada.