Farindola, Italia— Seis personas murieron ayer tras estrellarse un helicóptero que había rescatado a un esquiador en Campo Felice, en los Abruzos, centro de Italia, una tragedia que se suma a la avalancha mortal que devastó un hotel en esa región la semana pasada.
La muerte de los pasajeros ocurrió en una jornada con condiciones climáticas difíciles, sobre todo por la niebla, que afecta a esa región desde hace unos veinte días.
“Seis personas murieron en el accidente. Los equipos de rescate hallaron sus cadáveres desperdigados entre la nieve”, precisó a la AFP el vocero de la Policía de la ciudad de L’Aquila.
En estas misiones de rescate, los helicópteros de los servicios de urgencia cuentan con cinco miembros: dos pilotos, un médico, una enfermera y un rescatista alpino.
La sexta víctima era el esquiador, que acababa de ser rescatado apenas hacía unos instantes en las pistas de Campo Felice, una estación situada a un poco más de una hora en coche de la capital.
El aparato no formaba parte del equipo de socorristas del vasto dispositivo de emergencia desplegado tras la nevada histórica de la semana pasada, el terremoto y la avalancha mortal del miércoles que se cobró ya 17 muertos y 12 desaparecidos.
Desde hace una semana miles de militares, bomberos, alpinistas, voluntarios de la protección civil han sido movilizados a esa región montañosa, a unos 150 kilómetros de Roma, azotada por una serie de calamidades naturales.
Del otro lado de la cordillera de los Apeninos, a unos 120 kilómetros del accidente del helicóptero, los equipos de emergencia siguen excavando día y noche en una carrera desesperada para intentar encontrar personas con vida bajo los escombros del hotel Rigopiano.
Se excava día y noche
Cinco cadáveres más fueron recuperados ayer entre los escombros del hotel devastado por la avalancha de nieve, llevando el número de víctimas mortales a 17, y el de desaparecidos a 12.
“Vamos a dejar de buscar sólo cuando tengamos la seguridad de que no hay nadie bajo los escombros”, prometió a la prensa Luigi D’Angelo, entre los responsables de la protección civil.
“Estamos por derruir el corazón de la estructura, la zona comprendida entre la cocina, el bar y el vestíbulo. Se continuará hasta que encontremos a todos”, explicó.
Los socorristas están derribando el muro espeso que separaba la cocina del bar del hotel, donde estiman que se encontraba un grupo de huéspedes.
Después de las esperanzas suscitadas por el hallazgo el viernes de nueve supervivientes tras 48 horas bajo el frío, así como el descubrimiento con vida el lunes de tres cachorros de perros, la posibilidad de encontrar personas con vida disminuye con el paso de las horas, ya que los socorristas comienzan a extraer sólo cadáveres.
En Farindola, a pocos kilómetros del hotel, varias decenas de personas asistieron bajo la lluvia al funeral de Alessandro Giancaterino, de 42 años, el jefe de los meseros, entre los primeros hallados, hermano del exalcalde de la ciudad, Massimiliano Giancaterino, quien autorizó hace 10 años la remodelación y ampliación del hotel, hoy en día fuertemente cuestionada por su localización.
En Penne, otra localidad cercana al hotel de lujo devastado, se tenía que celebrar ayer el funeral de Gabriele D’Angelo, un mesero de 31 años de edad, otro trabajador de la localidad de montaña, en el parque del Gran Sasso.
Por El Diario