Tadeo Márquez/Ultimátum
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En esta semana Rosario Castellanos un ícono de la literatura chiapaneca a nivel mundial cumple 43 años de haber fallecido. Su muerte en 1974 despertó una ola de misterio al encontrarse fuera de México y por las circunstancias en que estas se llevaron a cabo.
Su entrañable amigo, el poeta comiteco Óscar Bonifaz comentó que Rosario en sus últimos años, había anunciado su muerte a través de sus poesía, donde revelaba la nostalgia y melancolía en que vivía al estar lejos de su patria y tierra natal la cual siempre considero que era Comitán a pesar de que ella había nacido originalmente en la Ciudad de México.
“He aquí que al volver ya no me reconozco. Llegó a mi casa y la encuentro arrasada por las furias. Ando por los caminos sin más vestidura que cubrirme que el velo arrebatado a la vergüenza; sin otro círculo que el de la desesperación para apretar mis sienes. Y, monótona zumbadora, la demencia me persigue con su aguijón tábano.
Mis amigos me miran a través de sus lágrimas; mis deudos vuelven el rostro hacia otra parte. Porque la desgracia es espectáculo que algunos no deben de contemplar” FRAGMENTO LAMENTACIÓN DE DIDO.
Bonifaz, también Premio Chiapas 2014, narró que castellanos siempre fue una niña solitaria, condición que la orilló a escribir y buscar en la poesía un refugio.
Sus motivos de su poesía eran darle también voz al marginado y reflejando sus más profundos pensamientos los cuales se ven descubiertos en poemas como: “Monólogo de la extranjera”, “Epitafio del hipócrita” y “Apelación al solitario”.
En 1948 al terminar su carrera después de que fallecieran sus padres, publicó su primer título de poesía: “Apuntes para una declaración de fe”; su tesis trata sobre la inexistencia de cultura femenina.
Para muchos Rosario representa una escritora versátil, trata temáticas como el feminismo, el racismo prominente de la discriminación que vivían los pueblos indígenas y que a pesar de provenir de buena cuna, nunca fue esta una limitante para expresarlo a través de sus narraciones y poesía.
Tal es el caso Balún Canaán, obra de estilo indigenista, que según el poeta Óscar Bonifaz fue resultado de sus vivencias en la infancia.
El investigador y escritor Ricardo Cuéllar señala que Rosario, plasmaba en su obra una crítica social muy elevada en su época, la cual se dio por su temperamento y por haber llegado a estudiar literatura a la capital del país, la cual permitió dejar atrás el estilo conservador de su familia.
“Si vemos sus fotografías observamos a una mujer recatada, reservada, conservadora. En cambio si leemos una que otra entrevista, hallamos a una mujer crítica” dijo el literato.
Además comenta que el mundo de las relaciones del hombre con las cosas en la obra de Rosario Castellanos está impregnado de dolor, de ironía y de ternura; porque el aprendizaje de poeta lo realiza entre seres marginados, humillados o enajenados, fruto todos ellos de la falta de opción humana en el sistema que vivimos, socialmente injusto.
