El cáncer de cuello uterino es conocido como el asesino silencioso debido a que sus síntomas se confunden con una infección de transmisión sexual; además de ser un cáncer que no incapacita, no duele y no presenta sangrado, una mujer puede pasar de 10 a 15 años siendo portadora y con una vida normal sin desarrollar aparentemente esta enfermedad, por ello la Secretaría de Salud recomienda a quienes inician una vida sexual activa a realizarse el Papanicolaou.

El Papanicolaou es un método de tamizaje o diagnóstico oportuno que por más de 70 años se viene practicando para la prevención de este tipo de cáncer; se realiza para obtener células del cuello uterino con el fin de observarlas con un microscopio y detectar si hay precáncer o cáncer; el proceso tiene una duración aproximada de cinco a 10 minutos y no es doloroso.

Las mujeres de 25 años en adelante son consideradas como población de alto riesgo porque a esa edad se presenta el mayor número de casos de lesiones premalignas o cáncer, por ello la Secretaría de Salud recomienda en este grupo de edad realizarse anualmente el diagnóstico y si la prueba sale negativa los primeros dos años, realizarse el Papanicolaou cada tres años.

Existen otros métodos para la detección oportuna del cáncer cervicouterino en mujeres de 35 a 64 años, que son captura de híbridos y PCR para el virus de papiloma humano (VPH); ambas se realizan mediante la detección del ADN del virus en las células cervicales de la mujer.

Como estrategia de prevención para la detección oportuna del cáncer de cuello uterino o cervicouterino, la Secretaría de Salud realiza a mujeres de 25 años con vida sexual activa la prueba del Papanicolaou y a aquéllas de 35 años se les recomienda la captura de híbridos o PCR para VPH.

Los factores de riesgo de esta enfermedad son el inicio de una vida sexual activa antes de los 18 años, antecedentes de infecciones de transmisión sexual, múltiples parejas sexuales, tabaquismo, desnutrición y deficiencia de antioxidantes.

Es un tipo de cáncer altamente invasivo, es decir, que se desarrolla hacia el interior del cuerpo humano afectando otros órganos.