Niños mentirosos/adultos mitómanos
Gregorio Camacho/Ultimátum
¿ Conoce a alguien que dice mentiras y lo hace con mucha facilidad? Quizá su respuesta pueda remontarse a un tercero o haga reflexionar sobre la cantidad de veces que un ciudadano promedio miente. Estudios diversos, como el de la universidad del sur de California, afirman que 1 de cada mil menores de edad y 10 de cada 100 adultos, presentan este comportamiento patológico. Sin duda, al convivir con diversos factores, la mentira puede parecer una herramienta natural entre los seres humanos, una simple autoevaluación honesta, podría asegurar que, todos en algún momento han incurrido en ello. Existe un factor neurológico que predispone al sujeto en cuestión a un comportamiento de este tipo pero el determinante es el estilo de crianza que caracteriza la construcción del lazo social, es decir, la forma en que los padres inculcan a un hijo para convivir con el entorno. Hacer de la rutina una herramienta de enseñanza es sencillo pero cobra costos altísimos.
En la práctica profesional escucho cientos de testimonios de padres que cuando, un agente de cobranza llega a su domicilio, envía a su hijo a decirle “dile que no estoy, que salí y regreso luego”. ¿Se imagina el juego simbólico entrelazado en un acto que parece tan simple? Para el hijo el derrumbe de la imagen paterna/materna (según sea el caso), sumado a la sensación de faltar a la verdad, y enfrentar los compromisos del padre, por falta de cumplimiento. Lo anterior es un ejemplo muy sencillo, pero en la sencillez se fomenta lo complicado. Otros casos que se dan de forma recurrente, es cuando uno de los padres mantiene una relación extramarital y el hijo es testigo de dicho vínculo, siendo manipulado para no decir la verdad y “afectar” el matrimonio. ¿Por qué habría un chico de cargar con la responsabilidad de quien ejerce el acto infiel? La carga emocional de esto fomenta crisis de ansiedad y sensaciones de culpa que colocan al hijo al fino de un malestar emocional.
BAJA AUTOESTIMA
No es una ley que aplique siempre, pero en algunos casos, los infantes que crecen con carencias económicas, y por cuestiones de actividades, deben verse relacionados con personas de otro nivel socioeconómico, mienten para encajar en dicho círculo social. No es un secreto que adolescentes nieguen a los padres a causa del aliño personal de los progenitores o por el vehículo que tienen o la residencia donde habitan. Este sentido pertenencia, al distorsionarse, promueve en el chico una serie de recursos para poder subsistir en un sector en que “debe encajar”. La mentira se vuelve el punto de partida, la forma en que el sujeto puede generar conversaciones interesantes y darse a conocer como alguien fascinante. Sucede que la falta de seguridad y el poco fomento del amor propio, hacen que algunos seres humanos crean, que deben encontrar la forma fantástica de establecer relaciones interpersonales. La falta de identidad que, al no ser trabajada por lo tutores, y en una ausencia de acompañamiento continuo, estimula en el individuo diversos complementos para una construcción en base al régimen consumista y que es dictado por un sentido comercial de vestimenta, propiedades y forma de administrar las finanzas. Buscar atención para sentirse aprobado, querido, valorado, es quizás el esfuerzo más grande por suplir las ausencias en la etapa infantil, donde el entonces infante, generó vacíos a partir de una interacción con sus figuras parentales.
COMPORTAMIENTO PATOLÓGICO
El aumento progresivo de generar mentiras en todos los ambientes, coloca al individuo, incluso a merced, de que quienes le rodean, detecten este comportamiento y se alejen de él. Para la persona mitómana el ejercicio de la palabra deja de ser menos consciente cada vez y esto representa una problemática que genera malestar y sintomatología que, por la misma razón de pertenencia, no es hablada con honestidad. Está desaparecida esa habilidad de decir “me siento mal por tal situación” en la mayoría de los casos, el síntoma es utilizado a favor o distorsionado por el propio impulso patológico de continuar mintiendo y no encontrar la forma de detenerse. Importante considerar que para muchos mitómanos el comportamiento reflexivo está extinto, no hay tal punto de análisis en el que se considere detenerse y comenzar a llevar una vida sin necesidad de mentir sobre actos y agregados fantasiosos en el discurso. Todo ser humano tiene la facultad de actuar en reversa y generar un estilo de vida más saludable, cercana a su realidad. A quienes les toca convivir con una persona con esta tipología de comportamiento, es importante generar empatía, hacer lo posible por actuar de forma neutral, intentando acercar a la realidad, sin generar estímulos con tendencia hacia los delirios y complejos. Mostrando nuestra próxima a escuchar y sugerir, con humanidad, la búsqueda de atención profesional. Este Jueves a las 5:00 PM hablaremos de este tema en el programa “salud mental” a través de la plataforma digital de esta casa editorial. Estoy para servirte de forma profesional en la 5ª oriente y 14 norte #590, clínica de especialidades ADA, en el 9614052338. Psic. Gregorio Camacho gregoriocamachomorales@gmail.com