El Partido de la Revolución Democrática (PRD) llevó a cabo su IX Consejo Nacional en la Ciudad de México, donde se aprobó un Frente Amplio democrático con otros partidos políticos de cara a las elecciones del próximo año. Pero este movimiento tiene nombre y apellido y es una estrategia para ir en contra de Andrés Manuel López Obrador.
Para ello, el Sol Azteca consolidará su alianza con el Partido Acción Nacional (PAN); es decir unirán el agua con el aceite a sabiendas de las fuertes diferencias ideológicas existentes entre ambas fuerzas políticas, que sin duda son antagónicas.
Al PRD se le olvidaron sus principios y ahora se ponen con la espada en lo alto, al estilo de Juana de Arco para “salvar” a México de las garras de AMLO.
El resultado de la votación fue con 207 votos y 33 en contra se aprobó la unión del Partido de la Revolución Democrática al Frente Amplio, pero no concretaron que el pacto lo tienen a todas luces con el Partido Acción Nacional PAN, y este resultado viene a lanzar un salvavidas al panismo en Chiapas, ante la debacle que ha tenido en los últimos años debido al entreguismo de sus dirigentes estatales.
Con ello indica que el panismo en Chiapas no tendrán un candidato propio para las elecciones del 2018 a la gubernatura y por qué no decirlo, a las presidencias municipales, diputaciones locales, e incluso, en las diputaciones federales y candidatos al Senado de la República.
Disfrazando el discurso, la presidenta perredista, Alejandra Barrales, afirmó que el PRD será decisivo para el 2018. “Hoy no planteamos una alianza electoral, planteamos la conformación de un Frente Amplio con los ciudadanos”, cuyo objetivo es tener la oportunidad de ganar la presidencia de la República.
Por ello, el líder nacional del PAN, Ricardo Anaya, no tardó en salir a celebrar la decisión tomada por el perredismo nacional, porque sabe que es la “única esperanza” que tienen para mantenerse en la escena de la política, pues en el interior se oponen a renovarse y prefieren morir con la frente en alto.
Saben los panistas que es un respiro ante la asfixia que mantiene a partir que perdieron la presidencia de la República e incluso ante las fuertes derrotas alcanzadas en el estado de Chiapas, donde han venido de más a menos y cuyos líderes lo único que anteponen es seguir comiendo con manteca.
En Chiapas el próximo año se definirá la gubernatura y en este momento en que aún no se vive un proceso electoral, pues este apenas va a empezar, hay candidatos hasta para tirar para arribar y colocarlos en los partidos de todos los colores que sean, sin importar los principios de cada candidato, al contrario se trata de ganar votos y lograr el poder.
Es pues, un oxígeno que los panistas necesitaban a toda costa para evitar que su partido se convierta en polvo y con ello la verdadera derecha la pase ocupar el priismo, ante la asunción del partido del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Morena será quien aglutine la verdadera izquierda de México y en Chiapas en particular, por ello, el perredismo se presta para traslapar sus colores apoyados por los grupos que siempre han servido al poder.