Cuál es la relación que deben tener estos tres entes conceptuales? Este es un triángulo que muy a menudo pierde su estructura ya que si un ángulo es preponderante, debilita a los otros dos. Porqué el presidente de la nación más poderosa de la tierra amenaza a los periodistas y los medios de comunicación? Porque hay tantos periodistas asesinados o porque se vigila e intimida a los comunicadores?
Los medios de comunicación han tenido una relación íntima con la sociedad, el embeleso entre ambos radica en la confianza y en el anhelo de una sociedad más justa. Ambos vértices, sociedad y medios, han empujado al Estado y las élites gobernantes a democratizar la vida pública. Por eso los gobernantes democráticos ven con beneplácito la consolidación de los medios de comunicación y la participación social.
Sin embargo en los regímenes autoritarios los medios de comunicación son vistos como un peligro si son independientes; o bien, como un mecanismo de control si le son leales. En el primer caso, los medios y los comunicadores son agredidos, investigados, vigilados y en el extremo, aniquilados. Solo para recordar casos recientes y cifras ejemplificantes, mencionemos el acoso de Donal Trump contra CNN o el NY Times; el caso de exclusión de Carmen Aristegui, o el caso de la plataforma de ciberespionaje Pegasus para vigilar – entre otros- a los comunicadores en México y las cifras espeluznantes de los 107 periodistas muertos en el país del año 2000 a la fecha, 34 de ellos en el actual sexenio, según datos de artículo 19.
En el fondo de estas actitudes del poder, está la pretensión de los gobiernos autoritarios para imponer limitantes a la información a la sociedad.
Con esta actitud todos pierden, los periodistas ponen su profesión y su vida en peligro, el gobernante autoritario pone en riesgo su legitimidad y la estabilidad de su gobierno, pero, quien más pierde es la sociedad y los ciudadanos, al quedar en estado de negación informativa, lo que los aleja de la realidad e impide el ejercicio pleno de sus derechos.
En el otro extremo están los medios leales que derivado de la concentración en grandes consorcios han hecho de la información o desinformación un negocio que hace evidente el rompimiento del compromiso con la sociedad, traicionando su deber original.
En particular los medios periodísticos parecen sucumbir ante el avance de los instrumentos electrónicos y digitales de comunicación. Esta labor parece verse amenazada por el avance de la era digital y por la personalidad del nuevo ciudadano que desea información digerida y fugaz.
En este escenario, la información es sustituida por la percepción y el sujeto analítico por el indiferente y cotidiano ciudadano que no encuentra soluciones ni grandeza en su existencia.
La percepción del desencuentro entre el ciudadano y la realidad se expresa en el rechazo social a las decisiones públicas, a la clase gobernante, a las instituciones políticas.
Esta percepción genera rechazo y no admite explicaciones, pues compara la perspectiva del abuso y la corrupción con su vida cotidiana y sombría; rechaza al actor político pues ha hecho de la promesa, el devenir continuo del abuso; hace forma y que crea el fondo, donde el dato solo sirve para reafirmar su rechazo e incredulidad.
En el periodismo se debe erigir un mástil que le permita superar la maraña de la información estéril y con solidez levante la bandera de la verdad; que enarbole el sentir de la gente común que busca explicaciones de los profesionales de la información.
Para el ciudadano actual, el análisis periodístico es su única y sentida referencia a la salida del laberinto, espera del periodista la actitud crítica que descubra el abuso, condene la corrupción y aporte la verdad de los hechos con datos y señas.
El oficio periodístico parece amenazado. Sin embargo, es el oficio periodístico el que han revelado la información en los casos más notables de abusos de autoridad, el que permite realizar la investigación que deberían hacer las instituciones pero que por falta de lealtad social prefieren evadir u omitir; son los medios periodísticos los que dan voz a los que no la tienen, son los periodistas libres y comprometidos los que pueden y deben en una relación moral y consciente con la sociedad, perseverar en la búsqueda de la verdad.
Comunicar sus hallazgos a través de la diversidad de mecanismos que se encuentran hoy en día disponibles para casi todos, hacer uso de los mecanismos electrónicos y la variedad de impresos que permite ensanchar el espectro de información. El periodista debe asumir al ciudadano como un lector cada vez más selectivo y exigente que requiere de información precisa y veraz realizan la investigación que deberían hacer las instituciones pero que por falta de lealtad social prefieren evadir u omitir realizan la investigación que deberían hacer las instituciones pero que por falta de lealtad social prefieren evadir u omitir.
Este es un Ultimátum que la sociedad nos ha impuesto. Rescatar la verdad como norma, recuperar la evidencia como prueba, renunciar al morbo como estrategia, establecer relaciones de respeto mutuo con el poder, reconciliar la expectativa entre democracia y comunicación, con base en la libertad, la justicia y la igualdad.
Recuperar la confianza social y construir juntos, una sociedad de la información y del conocimiento que otorgue certeza a la humanidad y que, en lo local, aspire a superar las carencias organizativas para elevar la calidad de vida.
Por nuestra parte. ¡Aceptamos el Ultimátum!