Las mujeres de Arabia Saudita despertaron hoy con las noticias de un decreto real que les permitirá conducir desde el año que viene, y algunas de ellas ya se podían ver al volante este miércoles, aunque los permisos no serán emitidos hasta dentro de nueve meses.
Arabia Saudita, cuna del Islamismo, había sido ampliamente criticada por ser el único país del mundo en tener prohibido a las mujeres conducir. El decreto acaba con una tradición conservadora vista por los grupos de derechos como un símbolo de la represión del país contra la mujer.
El sistema de tutela masculina exige a las mujeres conseguir la aprobación de un familiar varón para obtener autorización sobre decisiones en torno a educación, trabajo, matrimonio, planes de viaje o incluso tratamiento médico. En la práctica, esto significa que una mujer puede encontrarse en la obligación de pedir permiso a su hermano menor para someterse a una intervención quirúrgica, abrir una cuenta bancaria o viajar al exterior.
Si consultan o frecuentan a otros hombres que no sean familiares, pueden ser enviadas a prisión. Inclusive, una vez cumplida la condena, si su tutor masculino no firma la orden de liberación, quedan a cargo del Estado.
La semana pasada se abrió otra pequeña brecha en este rígido sistema, cuando las mujeres fueron autorizadas por primera vez a celebrar la fiesta nacional saudita en un estadio de Riad. Lo hicieron en un sector reservado a las familias, en tanto se dispuso otro para los hombres que iban solos.
Junto con la nueva medida que les permite conducir, se ha hecho un gran avance, pero las mujeres aún enfrentan muchos obstáculos en el conservador reino islámico. En este recuento se retoman testimonios de mujeres sauditas recogidos por el diario The New York Times.
- SALIR DE CASA SIN GUARDIÁN
En Arabia Saudita todas las mujeres tienen que tener un tutor masculino, “mahram”, que puede ser su padre, su hermano, su marido, o incluso un hijo, en caso de haber enviudado. Y para cualquier actividad que deseen realizar, desde caminar por la calle hasta abrir una cuenta en el banco, necesitan hacerla junto a su tutor que, en muchos casos, debe firmar un permiso.
“Una vez tuve un accidente con un taxi y la ambulancia se negó a llevarme al hospital hasta que llegara mi guardián de sexo masculino. Había perdido mucha sangre. Si no hubiera llegado rápido mi guardián, ahora estaría muerta”, dijo Rulaa, 19 años, Riad.
- HACER ALGO QUE AFECTE EL “HONOR” DE SU GUARDIÁN
Las leyes son muy estrictas a este respecto. Si una mujer hace algo que “deshonra” a su mahram, este puede y debe castigarla. En agosto de 2007 un hombre mató a su hija al descubrir que estaba hablando por Facebook con un hombre.
“Mi hermana fue a una librería sin el permiso de su esposo. Cuando regresó él la golpeó sin cesar”, dijo Al Qahtaniya, 28 años, Riad.
- MOSTRAR SU CUERPO
El código de vestimenta es estricto. Las mujeres deben llevar una túnica negra, llamada laabaya. En cuanto al velo, en el mejor de los casos deja el rostro descubierto, pero la mayoría sólo muestra los ojos.
No obstante, en la capital (Riad) algunas sauditas han comenzado a destaparse el rostro, un cambio en la capital conservadora donde la mayoría de ellas sólo muestran los ojos.
Las mujeres extranjeras, antes obligadas a portar velo, ahora pueden circular en lugares públicos vistiendo una simple abaya (túnica larga).
- ESTAR SOLAS EN ZONAS QUE NO SEAN EXCLUSIVAS DE MUJERES
En todo el país, hay sectores separados para hombres y mujeres, y tienen incluso entradas separadas para evitar todo contacto entre los sexos opuestos.
La semana pasada se abrió una pequeña brecha en este rígido sistema, cuando las mujeres fueron autorizadas por primera vez a celebrar la fiesta nacional saudita en un estadio de Riad. Lo hicieron en un sector reservado a las familias, en tanto se dispuso otro para los hombres solos.
- ESTUDIAR Y TRABAJAR DONDE ELLAS ELIJAN
En mayo, el rey Salmán ordenó a la administración permitir a las mujeres realizar gestiones sin el permiso de un tutor, pero dentro de los límites fijados por la sharia (ley islámica); sin embargo, los empleadores continúan solicitándolo.
Si bien el plan de modernización Vision 2030 impulsado por el príncipe heredero Mohamed Bin Salman, promueve la participación femenina en el mundo del trabajo, el 63% de las mujeres no realizan tareas fuera de su casa y muchas familias no ven con buenos ojos que ellas trabajen. Además hay muchas carreras universitarias y profesiones que les están vetadas por ley.
“Mi mahram no me deja trabajar aunque necesite el dinero. Tampoco satisface todas mis necesidades. Está casado con cuatro mujeres y está totalmente concentrado en ellas”, afirmó Dina, 21 años, Riad.
- HACER DEPORTE
Aunque en 2008 se levantó la prohibición para las mujeres de realizar deporte, aún está muy mal vista la práctica deportiva femenina y en general son consideradas como si fueran prostitutas.
Recién en 2012 la delegación saudita tuvo representantes femeninas en los Juegos Olímpicos, una judoca y una atleta. Su vestimenta les cubría todo el cuerpo y sólo dejaba el rostro a la vista.
- ELEGIR MARIDO
En 2005 se prohibieron los matrimonios forzados o concertados, pero aún se siguen practicando habitualmente en todo el país donde no hay una edad mínima para contraer matrimonio. Algunos líderes religiosos consideran que la edad ideal de una mujer para casarse es los 9 años.
“Es como si viviera esposada, y la sociedad, las leyes y la gente estuvieran en nuestra contra. Por eso la mayoría de las mujeres quiere casarse poco después de cumplir 20 años, como una forma de escapar. Pero ¿adivinen qué? El hombre con el que se casan no es distinto de su padre o de su hermano”, se quejó Bashayr, 19 años, Al-Hasa.
- RECUPERAR SU LIBERTAD
Las mujeres caen en prisión fácilmente por cualquier contravención que detecte la policía religiosa, desde el no cumplimiento del código de vestimenta hasta el diálogo con un hombre que no sea su mahram. Y para recuperar su libertad debe acudir su guardián al centro de detención y firmar un documento donde se hace cargo de ella.
“Cada vez que quiero salir de casa tengo que pedirle permiso a mi hijo adolescente”, señaló Sarah, 42 años, doctora en Riad.
- PROBARSE ROPA EN TIENDAS
La mera idea de que haya probadores femeninos en las tiendas escandaliza al clero wahabita. Por otra parte, hasta enero de 2012 los empleados de las tiendas de lencería eran sólo hombres. Tras una revuelta de las mujeres, ahora se exige que sean de sexo femenino.
“Mi guardián me prohíbe visitar a mis amigas o ir a los centros comerciales sola. Es un aislamiento completo y total de las alegrías de la vida”, dijo Malak, 28 años, Abha.
- ENTRAR A LUGARES RELIGIOSOS O CEMENTERIOS
Pese a que la mayoría de los sitios sagrados islámicos están en Arabia Saudita, las mujeres tienen vedado el ingreso a ellos, y tampoco pueden entrar a los cementerios para despedir a sus seres queridos.
*Con información de AFP