El Nigüijuti es un platillo emblemático de la cocina zoque, conocido por su sabor auténtico y su rica herencia cultural; esta exquisita comida se sirve tradicionalmente durante las festividades locales, destacándose en celebraciones importantes como las de las tradicionales “Vírgenes de Copoya”.
El Nigüijuti se elabora con ingredientes autóctonos y tradicionales que reflejan la riqueza gastronómica de la región zoque, como el espinazo de puerco, ingrediente que forma parte de la base principal del platillo, proporcionando un sabor robusto y una textura jugosa.
Originalmente se le agregaba el Chile bolita o Chimborote, un chile endémico de la región que añade color, un sabor peculiar, con un toque de picor característico que distingue al Nigüijuti. Pero esta especie de chile, se encuentra cada vez más escaso y casi a punto de dejar de existir, por lo que muchas veces es sustituido por un chile más comercial.
La joya de la corona es el taseahual, una masa de maíz nixtamalizado adelgazada con agua, que actúa como espesante y aporta una consistencia única al guiso, lo que da una cualidad muy identitaria de la gastronomía zoque.
Algunas cocineras tradicionales, emplean ingredientes diversos, como el tomate semi verde y tomate maduro, pues la combinación de estos tomates añade una dimensión de sabores frescos y ligeramente ácidos que equilibran la riqueza del espinazo de puerco.
El Nigüijuti no solo es un platillo, sino una expresión viva de la identidad zoque, su preparación y consumo, están profundamente arraigados en las tradiciones y celebraciones de la comunidad, siendo una manifestación del legado cultural que se ha transmitido de generación en generación.
Cada bocado de este tradicional platillo, ofrece una experiencia culinaria que conecta a quienes lo disfrutan con las raíces y costumbres zoques, manteniendo viva la historia y el sabor de esta antigua cultura. Disfrutar del Nigüijuti es más que una experiencia gastronómica; es una manera de celebrar y preservar la rica herencia cultural del pueblo zoque.