Revoloteos desesperados
Emiliano Villatoro Alcázar/Ultimátum
“ La moral es un árbol que da moras” dijo Gonzalo N. Santos, que acuñó esta inolvidable frase a la par de su comportamiento cínico y corrupto; modo de vivir que compartió con innumerables personalidades que conformaron una clase política distante de las necesidades de la mayoría de quienes habitamos este país. Con aquellas palabras se resumen años de dominación partidista, que no hicieron más que empobrecer a grados alarmantes a un país que es noble y tristemente olvidaba rápido. Ya no, no somos los mismos de aquellos lastimosos años, en que quienes se ampararon en el poder consumaron sendas riquezas. No podemos ser los mismos si vivimos tiempos en que las máscaras de tan finas personas van cayendo poco a poco, pero persistentemente. No imagino un retroceso, no lo vislumbro siquiera porque sé que al abrir los ojos hemos encontrado por fin los momentos de justicia y equidad que tanto necesitábamos. Andrés Manuel López Obrador llegó a la presidencia con el mayor respaldo que el pueblo ha dado y su respuesta ha sido con acciones que no imaginaríamos en los escenarios priista y panista.
Es imposible no comparar cuando las diferencias son abismales. Lo he dicho antes y lo traeré a cuenta: si quienes ahora levantan la voz son los poderosos, los ricos y quienes se han enseñoreado a costa del pueblo, entonces las cosas que se están haciendo son las correctas. El gobierno federal sostiene una batalla de defensa diaria. Ha contenido los ataques desesperados de la oposición y lo ha hecho con movimientos ajedrecísticos que nos dan más confianza que nunca. A cada acción ha habido una reacción. No quedarse callado e informar al pueblo son características importantes del presidente. Los embates llegan desde el empresariado, los grupos de la derecha extrema mexicana, de los partidos opositores e incluso de algunos medios de información.
En conjunto emprenden una reiterada reyerta para descalificar a la figura más representativa del movimiento de izquierda en México. El episodio más reciente tuvo que ver con la relación de las medicinas que el país necesita y las farmacéuticas que se encargaban de distribuirlas. Muchas de ellas resultaron ser de políticos o empresarios que se beneficiaron a manos llenas. Es imposible olvidar aquel vergonzoso hecho en Veracruz, cuando se documentó que se habían aplicado quimioterapias falsas. Bajo la premisa fundamental de no permitir más intermediarios, el gobierno federal firmó un convenio con la ONU para la compra de medicinas en el extranjero. Con esto se dice claro y fuerte “no más a los chantajes de las farmacéuticas”. No más al acaparamiento de medicamentos, y a los negocios privados que afectaron esencialmente el bien público de la salud. emiliano.villatoro.alcazar@gmail.com