Por Gabriela Coutiño
Chiapas vive y sufre más de 20 días de conflicto magisterial.
Por una parte, la rabia, la indignación y el coraje del magisterio contra la Reforma Educativa no cesan ni disminuye.
Tampoco parece que la estrategia gubernamental de no diálogo esté a punto de ser cancelada.
Sucede todo -y puede seguir sucediendo más- en Chiapas, menos lo que se necesita con verdadera urgencia, el diálogo efectivo entre Gobierno Federal y magisterio disidente.
Todo indica que la posibilidad de diálogo entre las dos partes involucradas es lo más lejano o está a punto de ser cancelada.
Ante la falta de diálogo y efervescencia social, lo que puede esperarse es una escalada del conflicto. La mano fuerte del Gobierno Federal sobre el magisterio y que todo el estado de Chiapas resienta social y económicamente los efectos de la sordera de las dos partes, es como la “Tormenta Perfecta”; rebeldía magisterial, problemas sociales y además, la inacción del gobierno estatal contribuye a que la tensión social no disminuya.
En ese escenario, ni la probable mano autoritaria federal podrá detener el deterioro de las condiciones sociales chiapanecas agravadas por la falta de efectividad de las acciones del gobierno estatal.
Plantones, marchas, bloqueos carreteros, retención de funcionarios, oficinas cerradas o itinerantes esa es la expresión del hartazgo estatal contra un gobierno local que parece que ni ve ni oye a nadie o que al menos reacciona tardíamente ante los graves problemas de ingobernabilidad.
Tormenta perfecta porque a pesar de la sordera gubernamental, la resistencia magisterial contra la Reforma Educativa le ha dado más vigencia y viabilidad a la indignación social chiapaneca.
Muchas organizaciones sociales se han sumado o por lo menos manifestado su apoyo -incluido el EZLN- a la lucha magisterial, tanto, que por lo menos 60 alcaldías fueron tomadas o vivieron una manifestación cerca de sus puertas. Es decir, casi la mitad de las alcaldías de todo el estado de Chiapas.
Guardando la proporción, el actual momento social que vive Chiapas se parece en su escalada, en mucho a la crisis política y social provocada por la aparición en 1994 del Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
La irrupción provocó reacomodos políticos, disputas agrarias, revivió conflictos sociales y también una movilización nacional que rápidamente detuvo la guerra.
Hoy como hace 22 años, el estallido social es latente.
Hoy como hace más de dos décadas, el gobierno estatal está casi paralizado, niega las crisis existentes y remite al Gobierno Federal las soluciones.
Sin embargo, a diferencia de 1994, la óptica -tanto del Gobierno Federal como de la comentocracia y de los medios oficialistas- nacional ha cambiado.
En 1994 el gobierno federal -obligado por la movilización social- llamó al dialogo. Pero hoy, ante el conflicto magisterial y la efervescencia social chiapaneca, lo rechaza.
Salvo los académicos, la comentocracia nacional junto con los medios oficialistas -en su mayoría- volteó a ver el conflicto chiapaneco magisterial con el caso de los rapados de Comitán, cuando la efervescencia social ya era evidente y las bases magisteriales habían rebasado ya a los líderes e incluso el movimiento había conseguido el apoyo de diversas organizaciones sociales.
La realidad es que para ese momento, el magisterio chiapaneco y también la ciudadanía, recibía gaseadas tras gaseadas en las sucesivas manifestaciones magisteriales.
Eso no ha sido analizado por la comentocracia nacional, mucho menos por los medios nacionales identificados como oficialistas.
En ese momento de los rapados, la intensidad del conflicto se incrementó, ese mismo día el magisterio, los padres de familia y diversas organizaciones sociales tomaron más de la mitad de las alcaldías chiapanecas y comenzó a cuestionarse con más fuerza la incapacidad del gobierno estatal para garantizar la seguridad de los chiapanecos.
Comenzó también a pedirse a alcaldes y al Gobierno Estatal que se expresaran de manera oficial, pidiéndole al Gobierno Federal el diálogo con el magisterio disidente.
Sin embargo, a nivel nacional, los medios nacionales oficialistas y la comentocracia condenaron la barbarie contra los maestros rapados; lincharon al magisterio disidente y en ese momento, los medios de comunicación nacionales voltearon a ver la realidad de la escalada de la efervescencia social chiapaneca.
¿Por qué hasta en ese momento voltearon a Chiapas y además lo hicieron con una virulencia inusitada?
Seguramente los medios masivos nacionales están copados por la influencia gubernamental. A los articulistas y la comentocracia no les interesaba Chiapas y la lucha de la disidencia magisterial.
Aunque hay otro escenario también válido:
El de los preparativos gubernamentales de cancelar definitivamente el diálogo, endurecer la postura y descarrilar las manifestaciones magisteriales y populares en Chiapas.
La fecha clave para el endurecimiento gubernamental se cumplió ayer domingo.
Era necesario no endurecer la postura, para no descarrilar el funcionamiento de la maquinaria priista y gubernamental en las elecciones de doce estados de la república.
Los escenarios eran muchos, triunfo priista, crecimiento de MORENA o derrota aplastante para el PRI. El resultado final parece ser de repartición casi equitativa de las gubernaturas y crecimiento electoral de MORENA.
Pero no se descarta que en aquellos estados en donde las ventajas son cerradas, el triunfo final se resuelva en tribunales electorales.
O lo que es lo mismo pensando en el 2018, los resultados de estas elecciones hacen competitivos a todos los partidos políticos para acceder en esa fecha a Los Pinos.
En ese escenario, ¿A quién le importan los maestros chiapanecos?
¿Al presidente Peña Nieto?
¿A Aurelio Nuño Mayer?
¿A la clase política que está pensando en el 2018?
¿Al gobernador de Chiapas?
Las elecciones del 2016 abren el escenario político de la sucesión al 2018. Toda la clase política nacional estará pensando en el ascenso, descenso o franca caída de sus respectivos grupos políticos.
Para un presidente en desahucio político -porque ya no puede aspirar a ocupar otro cargo- como Peña Nieto; la tentación autoritaria estará presente en cada momento, como hasta ahora lo ha estado.
¿Qué perdería?, ¿su paso a la historia?
Seguramente según su óptica consolidaría dos asuntos fundamentales del presidencialismo mexicano:
Primero, restauraría el “imperio de la ley” aplicando la mano dura presidencial sin ceder absolutamente nada a quienes desafían el poder presidencial, y en segundo lugar, la mano dura sería recibida con beneplácito por la iniciativa privada nacional y por Washington, DC; sede del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Organismos que siempre han pugnado y sugerido reformas en todos los niveles de las actividades económicas mexicanas, incluido el sector educativo.
¿Qué detendría la tentación autoritaria de Peña Nieto?
Como en 1994 una enorme y activa manifestación popular nacional de apoyo al magisterio chiapaneco.
La pregunta es ¿Existe esa efervescencia nacional que entienda, comprenda y apoye la lucha magisterial chiapaneca?
Claro que no existe. A pesar de que Tamaulipas se desangra, de que Guerrero es un cementerio clandestino, de que Veracruz es disputado por la delincuencia organizada y un largo etcétera que hacen que México sufra un sinnúmero de conflictos sociales, pero ninguno conectado entre sí.
No hay vasos comunicantes entre la lucha magisterial chiapaneca y la indignación nacional.
Probablemente exista el riesgo de que eso ocurra. Pero los medios oficialistas trabajan para impedirlo.
¿Por qué nunca comentaron las sucesivas y diarias gaseadas hacia el magisterio chiapaneco e incluso a los ciudadanos que también las sufren?
¿Por qué hasta ahora de la vejación a los docentes en Comitán salen a descalificar al magisterio?, cuando se ha comprobado que los mismos docentes rapados apoyan la lucha magisterial y que incluso, no fueron miembros de la CNTE los protagonistas del hecho violento.
El escenario para la lucha social, la sobrevivencia y resistencia del magisterio chiapaneco ante la Reforma Educativa no luce optimista.
Será crucial la semana que empieza y todo este mes en que el país estará más atento a la Copa América Centenario, a la Eurocopa de Naciones y los tribunales electorales -donde seguramente se dimirán los resultados de algunas jornadas electorales estatales que acabamos de ver- que a la lucha magisterial.
Solo una gran movilización nacional podrá detener la tentación de imponer autoritariamente la reforma y cancelar definitivamente el -necesario y urgente- diálogo entre el Gobierno Federal y el magisterio chiapaneco.
Si no sucede; ¿Se nos viene la noche a los chiapanecos?
El costo será inmenso, Peña Nieto parece decidido a asumirlo.
¿El gobierno estatal también?.
Todo está en el aire, pero el impasse no podrá seguir por demasiado tiempo. Hagan sus apuestas. La tormenta perfecta para Chiapas tardará tiempo en disiparse.