Patricia Sánchez/Ultimátum
TGZ
A un año del decreto sobre la “Alerta de Género” en 7 municipios de Chiapas, los feminicidios han ido en aumento, por las acciones ineficaces de las autoridades gubernamentales, afirmó Karla Somoza, fundadora del Observatorio Feminista Contra la Violencia a las Mujeres en Chiapas.
“En 2016 hubo 143 muertes violentas de mujeres de las cuales 81 fueron catalogadas como feminicidios y nueve como suicidios sospechosos. A octubre del 2017 hay 174 muertes violentas”.
Las cifras frías demuestran que las muertes violentas de mujeres han ido en aumento a pesar de la declaratoria de la AVG. Somoza explicó que el actuar de las autoridades no es visible ya que se siguen teniendo los mismas problemas en las dependencias encargadas de levantar denuncias o de atender casos de violencia.
El observatorio feminista Contra la violencia a las Mujeres en Chiapas, se encarga de manera independiente de contabilizar los crímenes de género que se dan en la entidad para tener una perspectiva real de la problemática, debido que las cifras de las instituciones oficiales no son acertadas.
“Los trámites para que las denuncias sobre violencia sexual procedan son muy tardadas, no hay una buena integración de expedientes desde el principio, esto hace que los agresores puedan salir libres y así busquen formas de justificar su actuar”, afirma.
La re victimización de la agredida por parte de autoridades que carecen de sensibilización y capacitación sobre perspectiva de género y la falta de cultura de la denuncia hacen que estas cifras aumenten, además de que la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) no contabiliza varios feminicidios como tal y los clasifica como homicidios.
Todos esos factores hacen que la Alerta contra la Violencia de Género, no pueda aplicarse como tal debido a la falta de vinculación entre los tres niveles de gobierno para ejercerla y puedan crear programas eficaces para que las cifras vayan disminuyendo.
Menciona que los feminicidios siguen presentando las mismas características de saña, como mutilaciones, decapitaciones e incineraciones que dan una pauta para determinar que tan cercana era la relación de la victima con el agresor, que en su mayoría son personas con las que mantenían alguna relación sentimental o familiar.