Tadeo Márquez/ Ultimátum
TGZ
Cada 22 de noviembre se celebra el día del músico en México, hoy hablaremos de Andrés Altamirano, uno de los creadores más importantes del instrumento tradicional y simbólico en toda la entidad: La marimba.
Andrés Altamirano Varela no es originario de Chiapas, sin embargo adoptó al estado como su segunda cuna. Nacido un 30 de noviembre de 1925 en Coxcatlán, Puebla. Fue criado por su abuela paterna, “con quien aprendió el oficio de carpintería y hojalatería.
En entrevista con su viuda, Carmen León, comenta que aprender este oficio para don Andrés fue casi una casualidad de la vida, pues jamás imaginó que se iba a inclinar al arte de crear instrumentos, es decir la laudería. Y su legado aún continúa dando frutos, pues este año fue reconocido por el Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez.
Su amor por la música nace a los 10 años, cuando comenzó a tocar el saxofón de su padre, que años más tarde heredaría al fallecer y también le enseñaron a leer el lenguaje musical, traducido mediante notas.
Después de que falleciera su abuela, el joven Andrés decide dejar su pueblo y marchar con rumbo a la Ciudad de México en 1945, ahí trabajó con grupos orquestales y marimbísticos de la famosa calle Bocanegra. A los 29 años formó la orquesta “San Pedro Atlacomulco” y la marimba orquesta “Lira de México”.
De esa forma viajó en gran parte de la República Mexicana, en estado como Veracruz, en donde inició su trabajo formalmente como laudero, narra Carmen León.
A inicios de los años 60 llega a Chiapas, específicamente a Ocosingo, para después vivir en Simojovel, municipio donde inicia su familia a lado de su esposa.
Una década más tarde la familia Altamirano León se instaló en Tuxtla Gutiérrez. Fue durante esta época que, recuerda su esposa, “Andrés consiguió plaza como maestro de música en una primaria, también fue director de la Banda de Música del Estado y cuando se creó la Unach fue jefe del departamento de música, así como director de la estudiantina universitaria.
En la década de los ochenta, Altamirano decide jubilarse retomando la laudería, es así como abre “La casa de música Altamirano”, donde vendía algunos instrumentos que él mismo fabricaba, como guitarras, mandolinas, vihuelas y violines.
De esa forma se volvió un experto en la materia, siendo el creador de marimbas pertenecientes a los grupos más reconocidos de la región, además de que el Gobierno del Estado era uno de sus principales compradores.
Entre las principales innovaciones que el maestro Altamirano le hizo la marimba tradicional chiapaneca fueron la reducción del tamaño de las teclas y las cajas de resonancia, para que fuera más liviana y también puso mayor atención en la afinación.
Amante de la música, le dedicó toda su vida a este arte, hasta que falleció el 02 de octubre de 2004. Durante su larga trayectoria obtuvo diferentes reconocimientos, siendo un exponente importante de la música tradicional.