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ALDEA GLOBAL

02 Ago 2018 Opiniones Deja un comentario

La CFE en Chiapas

V. Rumaya Farrera/Ultimátum

De Porfirio Díaz a la Revolución; de Lázaro Cárdenas al Presidente Adolfo López Mateos, de Salinas de Gortari a Felipe Calderón; de Peña Nieto al Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador, la historia de la energía eléctrica presenta diversos rostros.
En el tiempo de Porfirio Díaz el mundo estaba en medio de un profundo cambio. Es la época del advenimiento del modernismo, el pináculo de la Revolución Industrial y el florecimiento del liberalismo. En el arte, el color y la forma se contorsionan en curvas y figuras asimétricas relacionadas con la naturaleza, la instalación de grandes plantas industriales ofrece a la humanidad la posibilidad de la producción en serie y en la política el conjunto de libertades se apropia del discurso de los jóvenes y vanguardistas reformadores. En la arquitectura y la ingeniería, la combinación del arte y la funcionalidad. Tres factores novedosos irrumpen y transforman todo. La utilización del cristal, el acero en los edificios, y en el centro de todo. La electricidad.
El descubrimiento y utilización de la electricidad trastoca a toda la humanidad. Es, en palabras de Alvin Toffler el paso de la segunda a la tercera ola, “la Tercera Ola, USA 1979” sin la electricidad, las comunicaciones como la radio y la televisión, el internet, la iluminación de las ciudades y la producción en serie no serían posibles. A México la electricidad llegó en 1879. Según historiadores de la época, la primera planta de generación eléctrica fue importada para hacer funcionar los motores de una planta textil en ciudad de León Guanajuato. El gobierno de Díaz concesionó la electricidad a tres compañías: The American Light and Power Company; The American And Foreign Power Company y la Company Electrica de Chapala. La primera de capital canadiense y las otras dos de capital estadounidense. Como empresas nacionales existían también, la Compañía Mexicana de Electricidad, la Compañía Mexicana de Gas y Luz Eléctrica, y la Compañía Explotadora de las Fuerzas Eléctricas de San Idelfonso. En 1903 el Gobierno de Porfirio Díaz le otorgó a la The American Light and Power Company la explotación de las caídas de los ríos Tenango, Necaxa y Xaltepuxtla con lo que se inició el ambicioso proyecto de electrificación del campo y la ciudad, a esta época corresponde la electrificación e iluminación del primer cuadro de la ciudad capital.
México logra muy rápidamente contar con una gran tecnología basada en la energía eléctrica, así lo sorprende la Revolución, el desarrollo tecnológico se frenó y es hasta el 14 de agosto de 1937 que a instancias del General Lázaro Cárdenas, nace la Comisión Federal de Electricidad con el objetivo de “organizar y dirigir un sistema nacional de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica, basado en principios técnicos y económicos, sin propósitos de lucro y con la finalidad de obtener con un costo mínimo, el mayor rendimiento posible en beneficio de los intereses generales” En ese entonces el objetivo del Presidente de la República, es extender la electrificación y hacer llegar la iluminación al mayor número de ciudades del país. Con una industria eléctrica nacional en pleno crecimiento y expansión y con la inestabilidad política, las empresas extranjeras terminan por vender sus activos, los cuales son adquiridos por el Estado en un mecanismo de nacionalización, el 27 de septiembre de 1960 concretado por el presidente Adolfo López Mateos. A esta época corresponde la construcción de las grandes presas que van a electrificar gran parte del territorio nacional, las compañías de energía eléctrica se dividen por regiones y la industria eléctrica se multiplica.
Con la llegada al poder de Carlos Salinas de Gortari se inicia una época de privatizaciones y la energía eléctrica no es la excepción, en 1990 se reforma la Ley del Servicio Público de Energía y se determina, que las empresas concesionarias entrarán en una fase de disolución o liquidación. La noche del 10 de octubre de 2006, el Presidente Felipe Calderón firma el decreto por el que se extingue la Compañía de Luz y Fuerza del Centro, que ofrecía el servicio de electrificación a la Ciudad de México, y los valles de Pachuca, Cuernavaca y México. Al filo de las doce de la noche, la Policía Federal toma las instalaciones de la ciudad de México, Presa Necaxa, Central de Cuernavaca, Pedregal y Lechería. La respuesta del Sindicato de Electricistas no se hace esperar con lo que inician las confrontaciones y marchas que van a durar más de cinco años.
En el período de gobierno que está por terminar, el presidente Peña Nieto impulsó la Reforma Energética que determina, entre otras cosas, la reestructuración del sector eléctrico. La actual Comisión Federal de Electricidad CFE, se transformará en nueve empresas subsidiarias y dos empresas filiales. Seis de estas empresas serán para generación de electricidad, las demás serán una para transmisión, otra para distribución, una más para suministro básico, además habrá una filial para la intermediación de contratos, otra filial para suministro calificado, otra para energías alternas y finalmente una filial para comercio internacional. Cabe aclarar que las empresas subsidiarias son de dominio e interés público y las empresas filiales consideran la participación de capital privado
Actualmente la CFE funciona bajo la figura jurídica de Empresa Productiva del Estado, tiene 94,000 mil trabajadores, de los cuales casi 75,000 son sindicalizados, casi 20,000 son de confianza y cuenta con 43,000 jubilados. Su nómina asciende a más de 52mil millones de pesos y tiene un margen de contratación de servicios por más de 150 mil millones de pesos. Sus trabajadores tienen un ingreso promedio de cincuenta mil pesos mensuales, y los altos puesto, sobrepasan los ciento cincuenta mil pesos mensuales.
Con el anuncio del Presidente Electo de trasladar al CFE a nuestro estado nos surgen diversas preguntas: ¿qué empresa vendría a Chiapas? si se da el caso que decidan trasladar a toda la CFE la noticia es fabulosa, sumando el gasto en nómina y una parte de dispersión en contratos que se quedarían en la región, pues tendríamos una derrama económica superior a todo el presupuesto actual del estado. Eso significa que debemos prepararnos; ya que se requerirían al menos 70 mil viviendas, el equipamiento vial para cien mil autos más, lo que implicaría construir el doble de la carpeta asfáltica que actualmente tenemos, tanto la urbana como la interestatal; se requerirían el triple de alimentos y mejores servicios pues con mayor poder adquisitivo se requiere elevar la calidad de éstos, se deberá construir mucho más equipamiento urbano, el necesario para unas quinientas mil personas, pues cada familia tiene un promedio de cuatro integrantes y sin duda se generarían al menos cien mil empleos indirectos; por lo tanto, será necesario construir escuelas suficientes para 100mil alumnos en primaria o secundaria, 70 mil en educación media superior y cincuenta mil en educación superior, esto es el doble de lo que actualmente se ofrece en la capital del estado; serán necesarios además, hospitales, parques, centros de diversión, oficinas para igual número de población; a lo que debemos sumar la necesidad de otro aeropuerto o al menos la construcción de una pista internacional. Claro todo esto si el sindicato de la CFE y las resistencias diversas no impiden que esto se lleve a cabo.
De cualquier manera es conveniente que el nuevo gobierno estatal tome en cuenta esta posibilidad para su plan de gobierno, que se podría sumar al establecimiento de las Zonas Económicas Especiales; el Tren del Sureste; y, otros proyectos que se tiene pensado ubicar en estas regiones. Sin embargo cabe aclarar que en caso de recibir el tamaño de estas inversiones será necesario ajustar salarios y condiciones de la población local porque también tendremos efectos negativos evidentes, el primero de ellos será una muy posible inflación en productos y servicios, pues el diferencial del poder adquisitivo será enorme, con lo que se podría generar un cinturón de pobreza aún mayor que el actual, los problemas de inseguridad y descomposición social podrían presentarse. Es importante estar muy atentos y preparar a las instituciones y a la sociedad para lo que puede ser el impacto de la historia.

Politólogo y Abogado
edit.vrumaya@gmail.com

2018-08-02
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