Morena, ante la nueva normalidad … política
Víctor Fabián Rumaya Farrera/Ultimátum
La dirigencia de Morena debe tomar muy en serio lo sucedido en las elecciones de este domingo recién pasado, los resultados electorales no solo le fueron adversos sino que su incapacidad de consolidación como partido gobernante provoca muchas dudas sobre sus electores, y sus posibles aliados. Las expectativas de consolidarse como partido hegemónico histórico se están viendo amenazadas y la obtención de la mayoría en el Congreso derivado de las lecciones en 2021 está en riesgo. Podríamos señalar por lo menos, cinco causas, que combinadas, provocaron esos desastrosos resultados para el partido en el poder. Uno: Debilidad de liderazgo partidista. Desde hace dos años, los dirigentes de los grupos y corrientes internos de Morena, se han dedicado a confrontarse sin ninguna civilidad política, han llegado a los insultos, descalificaciones y amenazas y al final no han logrado ponerse de acuerdo en una dirigencia sólida y con respaldo mayoritario. Esta confrontación permanente ha erosionado los lazos de por sí débiles, con los que fueron unidos los diversos grupos que se reunieron en torno al movimiento social que significó la figura de AMLO.
En resumen: las reyertas internas de los líderes bajan con mayor rispidez a las bases sociales, confundiendo los conflictos internos en luchas maximalistas que terminan por dividir en facciones lo que debería ser un proyecto cohesionado. Dos: Deficiencia estructural. La organización de base de este partido político es muy débil frente a la intervención de partidos en el poder en las luchas regionales, es decir, quizás en una votación general nacional, Morena seguiría siendo mayoría, pero en las contiendas locales, los gobernadores y sus estructuras participan decididamente, mientras que en el caso de Morena, tiene que enviar operadores de los estados que gobiernan, que quizás posean capacidades pero desconocen el terreno de la confrontación política local, no están familiarizados con las fuerzas locales y tienen muy poco que ofrecer en un esquema de compromisos, por lo que en este caso el PRI les aventaja con mucho. Tres: la selección de candidatos en sistemas competidos debe ser crucial para tener oportunidades de éxito, sin embargo, algunos dirigentes no logran superar la arrogancia del triunfo en 2018, lo que no les permite reconocer a cabalidad que una gran parte de diputados, senadores, incluso gobernadores, ganaron por el efecto AMLO y por el hartazgo contra los sistemas corruptos y abusivos de gobiernos pasados, pero que en realidad, no poseen liderazgo, ni reconocimiento social de parte del electorado que les otorgó la confianza exigiéndoles resultados. Es decir, quizás creerían que con sólo el membrete de morena o el nombre de AMLO, ganarían elecciones locales. Ya vieron que no es así. Cuatro: Los estragos de la pandemia. No solo por los datos lamentables del deficiente manejo en materia de salud, sino particularmente los efectos provocados en materia económica, que han provocado el cierre de miles de empresas, pérdida de millones de empleos y empobrecimiento de amplias franjas de la población, aderezado además por los conflictos derivados de la polarización política con los gobernadores de oposición, es el caso del estado de Coahuila, que ha tenido en su gobernador un participante activo en el bloque opositor. Q u i n t o : Vo t o a n t i AMLO.
En realidad se ha generado una importante franja de electores que no concuerda con las políticas públicas, las decisiones y los mensajes que AMLO ha enviado en estos dos años de gobierno, una especie de franja electoral anti AMLO que está dispuesta a votar incluso por el PRI con tal de castigar las medidas aparentemente populares, pero lesivas de sectores que aparecen como activos votantes. Quizás no sean mayoría, pero combinado con los otros factores, éste, se convierte en decisivo. Recordemos que el movimiento del actual Presidente generó muchas expectativas de progreso, sus promesas fueron de gran espectro, pero su falta de cumplimiento ha provocado grandes desilusiones disparando el rechazo sistemático.
La estrategia de becas y apoyos demostró que no es suficiente para garantizar simpatía y retribución de confianza de los beneficiarios, o de plano estos apoyos no llega realmente, lo que abre un episodio aún mas tenebroso. Consecuencias: con estos resultados Morena se enfrenta a la nueva normalidad política, en la que se requiere que encuentren la manera de dirimir de una vez por todas, las disputas que provocan los conflictos internos, al menos para cohesionarse como fuerza electoral; deben poner especial atención en la selección de candidatos y en las capacidades operativas para sus alianzas electorales. Es previsible incluso que las alianzas pre pactadas se tengan que renegociar con otros parámetros, pues como se ha visto, en el caso de Hidalgo sus aliados tradicionales, postularon a sus propios candidatos, formularon alianzas sin Morena y los resultados no les fueron tan adversos. Por su parte la oposición, seguramente tendrá que redefinir sus estrategias y posiciones, pues estos resultados reviven moralmente sus posibilidades de éxito. Para las elecciones intermedias de 2021, los costos de las alianzas para Morena se encarecen y seguramente se tendrán que recomponer en el legislativo y no necesariamente en el campo electoral. Por lo pronto, el gran triunfador en este proceso electoral es el PRI, que arrasa en Coahuila, obteniendo la victoria en los 16 distritos electorales; alcanza casi el 50% de los votos emitidos dejando a Morena con tan solo el 20% y al PAN que fue su gran rival en la elección pasada para gobernador con el 10%.
En el caso de Hidalgo el PRI incrementa su presencia con el triunfo en 32 de 84 alcaldías; llama la atención que el PRD obtenga el triunfo en 7 alcaldías, el PAN gana 5 y que con la alianza PRD – PAN obtengan 6 alcaldías más, ubicándolos en segundo y tercer lugar del estado, por el número de alcaldías. Es decir, en Hidalgo, Morena se estaría ubicando en cuarto lugar con 6 alcaldías, con riesgo de caer un poco más porque el PT obtendría por sí solo 4 alcaldías y en alianza con PVE y Nueva Alianza, estarían alcanzando 5 alcaldías más. Sin lugar a dudas el gran perdedor de las elecciones de este domingo ha sido el Partido Morena, si no lo reconocen o tratan de justificarlo no podrán superar estos obstáculos; si pierden su tiempo en luchas intestinas, perderán también la oportunidad de consolidarse; ya viene la tercera encuesta, a ver si ahora si privilegian la unidad sobre el conflicto, no vaya a ser que su nueva normalidad, sea la de estar peleando adentro batallas que no logran ganar afuera. edit.vrumaya@gmail.com