Vilezas en los procesos electorales
Alejandro Moguel/Ultimátum
Vaya escenario político al que están enfrentándose los aspirantes a un puesto de elección popular, los dirigentes de partidos políticos y los órganos electorales. Salen a relucir todas las pasiones humanas, hasta las más viles. Éstas, nacidas en la dirigencia estatal del PRI, debieron ser las que aparecieron para cerrarle el camino de José Antonio Aguilar Bodegas en el proyecto de la región Soconusco de Chiapas. Otras andan husmeando dentro de otras siglas.
El Tribunal Electoral de Chiapas desbarató a la dirigencia estatal de Fuerza por México debido a que sus integrantes no acreditaron su militancia en ese partido político de reciente creación a nivel nacional. Ahí prevaleció la simulación y la falta de ética de quienes incluyeron los nombres de quienes debían dirigir ese partido. Como en todos los casos de construcción de nuevos partidos, en ese hubo quienes realizaron trabajo de base previo al registro de sus siglas.
Resulta que a la hora de formar la estructura humana que iba a representar esas siglas en esta entidad aparecieron los intereses de grupos y por eso colocaron personas que iban a defender intereses externos al partido. Pero, los auténticos militantes se inconformaron, acudieron al Tribunal y éste terminó dándoles la razón. El problema es que eso sucedió un día después de haber iniciado las campañas electorales de sus demás contrincantes federales y en los momentos en que están integrándose las fórmulas que habrá de representarlos en los comicios para renovar 124 ayuntamientos y 40 diputaciones locales.
ESCÁNDALO MAYOR
El escándalo es mayor entre los militantes del partido en el poder presidencial: Morena. En todas las mesas con comensales a las que vaya uno a sentarse hay por lo menos un reclamo de alguien que fue excluido de las listas de candidatos a diputados federales, estatales o a miembros de ayuntamientos. En todos los procesos electorales sucede lo mismo. Sin embargo, hoy se suponía que esos eventos iban a reducirse y que los reclamos habrían de ser menos que antes.
Pero no. Están siendo más estridentes. Están surgiendo reclamos mucho más enérgicos que en otros lados, duras amenazas y acusaciones impensables que están exhibiendo al dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo y al estatal Ciro Sales como los operadores principales de estar ejecutando con singular maestría la práctica del “dedazo”, tan criticada por ellos mismos cuando eran oposición.
ASPIRANTE A PINOCHET
Mario Delgado se ha llevado las más duras críticas y de su propio compañero de proyecto Porfirio Muñoz Ledo. Éste, enojado porque Morena no le permitió la posibilidad de reelegirse incriminó con rabia a su compañero: “Miente otra vez Mario Delgado.
Pinocho aspirante a Pinochet y brazo armado de la dedocracia. Me descartaron a la mala de la reelección de diputados, arguyendo que no me registré, como a otros dignos militantes de base”. Aquí en provincia, los quejosos han sido más benévolos con su dirigente estatal a quien únicamente le reclaman venta de candidaturas lo cual, dicho sea de paso, no me costa y a nadie le consta, porque podrá ser cierto, pero no hay nadie que lo demuestre en forma fehaciente.
Pero la tacha está. Tal vez las acusaciones sin sustento se diluyan. El problema mayor y de impacto real contra las cúpulas de Morena es la evidencia de que no fueron democráticos en la selección interna de sus candidatos a puestos de elección popular.
Usaron las prácticas del pasado que tanto daño le han hecho a las instituciones y a la sociedad mexicanas. Libertad y justicia son dos elementos claves de la democracia. En Morena no hubo ni lo uno ni lo otro. Lo están reclamando las mismas víctimas. alexmoguels@hotmail.com