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A ESTRIBOR

10 Jul 2020 Opiniones Deja un comentario

¿Amigos para qué?

Juan Carlos Cal y Mayor/Ultimátum

Hace algunos días el presidente López Obrador adujo ser el más atacado de la historia. Se molestó porque las redes sociales arremetieron con­tra su familia. Coincido en que eso no está bien. No de­be ser. Pero vivimos en un tiempo en que es imperdo­nable pretender censurar la libertad de expresión. Ese clima de hostilidad no es nuevo. Proviene de las campañas de odio que han empañado a la política mexicana. Y nadie acepta haber tirado la primera piedra. Los odiadores se di­cen odiados, los agresores, agredidos, en un cuento de nunca acabar. Ya no se sabe que fue primero.

La polarización es con­secuencia de la forma de hacer política. Por eso la primera campaña de López Obrador fue con el slogan de “primero los pobres”. Por simple ecuación siendo los pobres mayoría, la lógica era que ese segmento apos­tara por él. No digo que no sea su propia convicción, se nota que sí, pero la manera con que pretende enfrentar la pobreza ahora como pre­sidente, no es una fórmula nueva sino la vieja receta asistencialista.

La diferencia en el 2018 fue que sumó a sectores de las clases medias que abo­rrecían la corrupción im­perante en el sexenio de Peña Nieto. El tema de la inseguridad fue otro deto­nante del descontento so­cial reflejado en las urnas. Para eso resultaron muy útiles “las benditas redes sociales”. Y no fue por gene­ración espontánea. Se hizo un gran trabajo propagan­dístico para inducir con los algoritmos de la red social a los votantes e influir a par­tir de sus emociones, sus fobias y sus filias, en el voto. Por eso se inventó la falacia del PRIAN. Se trataba de ellos o nosotros. Del enemi­go en común siempre tan útil electoralmente. Se les hizo creer que “estaríamos mejor con López Obrador” pero eso no ha sucedido. Por eso siguen en campa­ña ahora que ya están en la presidencia. Por eso go­biernan para sus votantes y no para los “conservado­res”. Por eso buscan siem­pre culpables en vez de en­contrar soluciones.

Donald Trump hizo lo propio. Encontró en “los mexicanos” al extraño ene­migo. Nos dijo de todo en su campaña: Criminales, violadores, ilegales y hasta presentaba a personas víc­timas de la violencia a su templete, para dramatizar y lucrar con el horror que producía a los americanos de “buenas costumbres”. Había que construir “Un Muro” como en la película de Brat Pitt, Guerra Mun­dial Z, para evitar que estos migrantes ilegales, depre­dadores, casi alienigenas, pusieran en riesgo la super­vivencia de su nación.

López Obrador por su parte aprovechó la molestia de los migrantes mexicanos y sus parientes en México. Un gran segmento de vo­tantes resentidos por la separación de sus familias y por la imperiosa necesi­dad de migrar en busca del sueño americano. Votantes aquí y allá. Por eso le dijo de todo a Trump durante su campaña. Cada uno de los ahora presidentes ape­lando al instinto gregario de supervivencia con gran eficacia. Andaban en cam­paña.

“Se equivocaron quie­nes apostaron al desen­cuentro” dijo López Obra­dor. Pero no fue así nomás. Se ha ganado a pulso la sim­patía de Trump. A cambio del T-Mec y evitar sancio­nes arancelarias, militarizó la frontera sur. Le ahorró el trabajo de frenar la mi­gración desde México. Se hizo de la vista gorda con el Muro que ahora construye. Le aceptó las condiciones impuestas en el T-Mec.

El gran éxito que ahora celebran los seguidores de ambos personajes es pro­ducto de sus conveniencias electorales. México apues­ta al T-Mec y Trump a los posibles votantes de origen mexicano que simpatizan por AMLO. Creen que les va ir mejor. Pero no solo es­tán cerradas las fronteras, sino que las deportaciones de mexicanos siguen. Tan solo en 2019 fueron más de 200 mil. Trump eliminó el plan DACA, que protegía de la deportación a jóvenes indocumentados. Son casi 800.000 que podrían ser deportados de EE UU.

Ahora sucede que es­tán de mil amores. Que todos los agravios queda­ron atrás. Que son grandes amigos y que caminaran de la mano por el bien de nuestros países. La pre­gunta que nos tenemos que hacer es: ¿De que nos sirve que Trump y AMLO sean amigos?

jccymf@yahoo.com

2020-07-10
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