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“Mi mamá vendió mi virginidad para acabar de pagar una deuda”

Un día cualquiera, su madre la entregó a otra mujer, que le tomó fotos, le examinó su parte íntima y le advirtió hasta el cansancio que hiciera lo que le pidieran sin chistar. De lo contrario, no volvería a su casa.

Medellín, Colombia.- A los 13 años, Karen no entendía por qué su mamá no la dejaba salir sola, la encerraba con llave y no le permitía tener novio. Ni siquiera amigos. Es verdad que su barrio era peligroso, pero un tiempo después descubrió la verdadera razón detrás de tanto celo: su virginidad tenía precio.

Un día cualquiera, su madre la entregó a otra mujer, que le tomó fotos, le examinó su parte íntima y le advirtió hasta el cansancio que hiciera lo que le pidieran sin chistar. De lo contrario, no volvería a su casa.

“De repente me vi en una habitación con un viejo gordo y agresivo que me hablaba en inglés. No le entendía nada. Me desnudó y me violó”, recuerda Karen sobre la forma como perdió su virginidad.

A cambio le dieron un teléfono Nokia. Con el dinero de la venta del celular su madre saldó una vieja deuda.

“No conocí a mi papá y éramos pobres: pasábamos con una comida al día. Entonces mi mamá se enredó con una gente mala, perdió mucho dinero y se endeudó. Dos hombres la perseguían y la amenazaban cada vez que se vencía el plazo para pagar, pero ella no tenía cómo responder. Y esa rabia la descargaba en mí”, cuenta.

Karen cree que si su mamá no hubiese pagado la deuda, una de las dos estaría muerta. Por eso no la odia.

Deben llegar vírgenes a los 13 o 14 años

Pero la pobreza no es la única motivación detrás de ‘la feria de las virginidades’, como se conoce este fenómeno en el bajo mundo. En sus recorridos por las laderas de esta capital, un investigador del Sistema de Información para la Seguridad y Convivencia (Sisc), de la Alcaldía, recogió testimonios de familias que aseguran que los llamados combos (Grupos Armados) obligan a las mamás a cuidar la castidad de sus hijas desde los 11 años.

“Grupos armados eligen niñas y les advierten a las mamás que sus hijas deben llegar vírgenes a los 13 o 14 años, para subastarlas a extranjeros o llevárselas al comandante del combo”, detalla el funcionario del Sisc, adscrito a la Secretaría de Seguridad.

Amantina Rengifo, presidenta de la Asociación de Juntas de Acción Comunal de Villa Hermosa, reconoce que algunas mujeres de la zona cambian por dinero o cosas de valor el cuerpo de sus hijas, incluso desde los 7 años.

“Esa práctica se detectó en los barrios Villatina, Altos de la Torre y Pacífico, donde madres explotan a sus pequeñas en sus propias casas o las llevan al centro o a El Poblado”, afirma.

La nueva vida de Karen

Meses después de perder la virginidad de manera violenta, Karen se fue de su casa, en Villa Liliam. Pero no lo hizo para evitar los abusos sino porque vio en la prostitución una forma de hacer dinero.

Ahora Karen tiene 19 años, es de piel canela y estatura mediana, pero sus tacones la hacen ver alta. Su cabello es rubio tinturado y usa lentes de contacto azules. Su escote deja ver sus senos operados, y sus shorts, el inicio de sus caderas.

Por dinero, se ha acostado con más de 150 hombres. Fue bailarina y hoy es modelo de cámara web en un estudio del centro de Medellín.

Casi a diario (descansando solo dos domingos al mes) le dedica 5 horas a su trabajo. Desde las 5 hasta las 10 de la noche está frente a un computador complaciendo a extranjeros que compran paquetes de sexo por internet.

Tras un año en el mundo del sexo digital, asegura que ese trabajo le cambió la vida porque ahora sí puede pensar en un futuro para ella y su mamá. Además, ya nadie la manosea.

La joven afirma que mostrando hasta lo más íntimo de su cuerpo gana seis millones de pesos al mes, dinero que derrochaba en lujos pero que ahora guarda para estudiar. Todavía no decide si economía o diseño de modas, pero el sueño es uno solo: comprarle una casa a su mamá.

Por El Imparcial

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