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¿Cómo trabaja un asistente sexual para personas con discapacidad?

 

“La idea es que podemos tratar su sexualidad. Si tengo que mostrarme y luchar por esta causa, lo haré”.

Con 37 años, Dimitri Zorzos es el primer asistente sexual para personas con discapacidad de España. Desde 2011 ha mejorado las experiencias eróticas de varias mujeres. Su primera experiencia, coinciden ambos involucrados, fue “volver a sentir”.

Su historia es cómica, salió de Atenas en busca de una chica que vivía en Barcelona, con quien por cierto no se relacionó emocionalmente. Entonces, trabajó como cocinero y especialista en prevención de fraudes de tarjetas de crédito.

Todo iba en marcha hasta que en 2007 fue víctima de una embolia y perdió el movimiento de la mitad de su cuerpo. “Me convertí en hemipléjico”, cuenta.

Entonces, como por arte de magia, leyó el reportaje de una asistenta sexual en Francia y decidió intentarlo. Un año después se unió a su equipo.

“Lo lideraba la sexóloga argentina Silvina Peirano, así comencé. Había varias chicas, pero yo fui el primer hombre de ese grupo, después llegaron otros que se unían y lo dejaban. No es nada sencillo”.

En cuanto a los encuentros, cobra 75 euros (1,800 pesos), aunque el precio se puede elevar a los 200 (4,800). Previamente toma un café con sus clientas donde deciden si desean penetración o no y les deja claro que no se involucran emociones.

“Buscamos que tenga la misma seriedad que con un psicólogo o con un fisioterapeuta. La idea es que podemos tratar su sexualidad. No tengo nada que esconder. Si tengo que mostrarme y luchar por esta causa, lo haré”.

Por SDPnoticias

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