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Llega el turno de Melania, la nueva Primera dama de EU

 

El reto de la esposa de Donald Trump en la Casa Blanca es muy alto, ya que su predecesora, Michelle Obama, es considerada como la mejor en ese papel y una de las mujeres más influyentes del mundo

Melania Knauss cumplirá 12 años de casada con Donald Trump, dos días después de que él asuma el control de la Casa Blanca; para ella el reto es muy alto, porque la saliente primera dama, Michelle Obama, es considerada como la mejor en ese papel y una de las mujeres más influyentes del mundo.

La esposa del nuevo Presidente estadunidense deberá, oficialmente, desde el 20 de enero, velar por los intereses de su marido, y sobre todo ponerle su toque personal a la Casa Blanca. En Estados Unidos la primera dama cuenta con su propia agenda, a pesar de que no es un cargo que tenga definidas sus funciones.

Renata Roa, consultora en Imagen y Comunicación Facial, dijo a Excélsior que “uno de los desafíos (de la nueva primera dama) es no querer repetir los valores que vende la marca personal de Michelle. El tratar de hacerlo sería buscar “imitar” lo que sí funcionó, pero que al no respetar la esencia de Melania, enviaría mensajes de “mentiras e incongruencias”.

“Tiene que buscar destacar lo bueno que tiene de manera genuina y por lo mismo, primero, habrá que encontrarlo. El desafío es construirle una marca que comunique respeto y credibilidad, cuidar que esté fuera de escándalos y, sobre todo, buscar enfocar la atención a notas y situaciones que enmarquen una imagen más cercana y ‘terrenal’.”

Aunque, el rumor de que la hija de Trump, Ivanka, ocupará su lugar en la Casa Blanca, mientras Melania vive en Nueva York en espera de que su hijo Barron concluya el ciclo escolar, sigue flotando en Estados Unidos.

Melania Trump —nombre de casada— será la segunda primera dama nacida fuera de Estados Unidos, tras la esposa del expresidente John Quincy Adams (1825-1829), que era británica. Habla esloveno, serbocroata, italiano, francés, alemán e inglés.

Nació en la antigua Yugoslavia –actual Eslovenia– y cumplirá 47 años el próximo 27 de abril. Es una exmodelo que comenzó su carrera a los 16 años, después de que el fotógrafo Stane Jerko la descubriera.

Aunque también inició sus estudios en Arquitectura y Diseño, carrera que abandonó después del primer curso, de acuerdo con la influyente revista Vanity Fair.

Los residentes de Sevnica, pueblo natal de Melania, la recuerdan como una muchacha alta, delgada, educada, muy estudiosa y que soñaba con triunfar en el mundo de la moda.

En una de las pocas entrevistas que ha concedido, Melania reconoció la influencia de su familia más cercana. “Mi hermana y yo crecimos con unos padres maravillosos. Mi elegante madre me introdujo en el mundo de la moda y la belleza, y mi padre Viktor me inspiró la pasión por los negocios y los viajes”, dijo.

Al cumplir la mayoría de edad, se trasladó a Milán para trabajar en una agencia de modelos. Sin embargo, el gran salto lo dio en 1996 cuando situó su residencia en Nueva York.

Pronto fue requerida por grandes agencias y prestigiosos fotógrafos, como Mario Testino o Helmut Newton, y fue portada de numerosas revistas de moda, como Vogue, Elle, Sports Illustrated o Harper’s Bazaar, dejando su profesión tras su enlace matrimonial con el Presidente electo de EU.

Durante sus primeros años en Estados Unidos, Melania posó dos veces desnuda para publicaciones masculinas. Sin embargo, su discreción, su tono de voz y su contribución con numerosos actos de beneficencia la sitúan muy lejos de aquella etapa de su vida.

La esposa de Trump mide 1.80 metros y tiene ojos azules. Ella será la primera dama en haber posado desnuda antes de ocupar el puesto.

En septiembre de 1998, Melania asistió a una fiesta en el Kit Kat Club durante la semana de la moda en la Gran Manzana, en la que también se encontraba Trump, que acababa de separase de su segunda esposa, Marla Marples; ahí se dio el flechazo.

Su inminente boda anticipó todo aquello que después personificaría su matrimonio: el lujo, la ostentación y el kitsch.

El lugar escogido para celebrar el enlace fue Florida —uno de los estados que le dio la victoria a su marido— y la novia lució un vestido de Dior de más de 100 mil dólares.

Los próximos inquilinos de la Casa Blanca se juraron amor eterno en la iglesia episcopaliana de Bethesda-by- Sea ante 450 invitados, entre ellos, sus exrivales políticos Bill y Hillary Clinton.

Según relató la revista ¡HOLA!, Donald y Melania “necesitaron escolta policial” y, como si el futuro estuviera cantado, contaron que las medidas de seguridad fueron presidenciales. Un año más tarde de su matrimonio, nació el primer hijo de ella, Barron Trump.

Si atendemos a sus propias declaraciones de hace unos años a The New York Times, en el entonces hipotético caso de que su esposo se convirtiera en Presidente, Melania respondió que su comportamiento sería el de “una mujer muy tradicional. Similar a Betty Ford o Jackie Kennedy”.

Es una mujer que se ajusta a una dieta estricta y se considera una gran amante de las ensaladas. El objetivo es la salud pero, ahora, más que nunca, debe guardar la imagen y la línea. Por ejemplo, la Cruz Roja Americana le otorgó hace unos años el título de embajadora de Buena Voluntad.

La nueva primera dama dijo a la revista GQ que prefiere mantenerse alejada de la vida pública para darle una buena educación a su hijo. “Me gustaría que nuestra vida siga siendo lo más normal posible para mi hijo Barron. Soy una madre de tiempo completo y eso me encanta, pero apoyo a mi marido al cien por ciento.”

En ese sentido, Roa, quien cuenta entre sus reconocimientos con el Premio Excellentia Imago, dijo que “me parece que será una de las estrategias que usarán de manera inicial, seguir con el bajo perfil. Sería bueno involucrarla en actividades oficiales de no tanto peso para ‘fogearla”. Ojo, tiene mucha experiencia en eventos sociales, pero ahora con tintes políticos es diferente. Creo que hay que saber cuándo se puede jugar con dos cartas fuertes al mismo tiempo, como lo fueron los Obama, o bien cuando la carga hay que enfocarla hacia la figura presidencial y únicamente usar ‘apoyo’ a la primera dama”.

“El desafío para los Trump será jugar en equipo y sin seguir los pasos de los Obama, sí buscar comunicar que son un matrimonio y más después de toda la reputación que tiene Trump con mujeres. Sin duda, los primeros meses son decisivos para saber si se podrá usar a Melania como un activo a lo largo de la Presidencia sobre todo siendo influenciadora de influenciadores”, resaltó la especialista.

Por su parte, la periodista Kate Andersen Brower, en su libro Primeras Damas, consideró oportuno compararla con la esposa del presidente Dwight D. Eisenhower. “Por eso Melania me recuerda más a Mamie Eisenhower, quien personificaba la idea de esposa durante los años 50. Mamie decía que ‘ser una esposa es la mejor carrera que la vida puede ofrecerle a una mujer’”.

Hay que destacar que durante la campaña presidencial, cuando salió a la luz la conversación en la que Donald Trump realizaba comentarios ofensivos sobre las mujeres, Melania se posicionó a su lado sin dudarlo.

Aseguró que sólo era una conversación entre chicos y que nadie podía comprobar que lo que decían ellas era verdad. Y aprovechó la ocasión para sumarse un tanto. “No estoy de acuerdo con todo lo que dice Trump, pero, ya sabes, es normal. Soy yo misma, le digo lo que pienso y eso es muy importante en una relación”.

Melania se mantuvo en un segundo plano durante la campaña de su marido, 24 años mayor que ella, hasta que en julio de 2016, durante la Convención Nacional Republicana que se llevó a cabo en Cleveland, Ohio, habló ante miles de asistentes.

“Si quieren a alguien que luche por ustedes y no los defraude, él es el indicado”, dijo refiriéndose a Trump en un discurso que provocó críticas por un presunto plagio de fragmentos de un discurso de la todavía primera dama Michelle Obama.

Renata Roa considera que para el gran día de la investidura Melania debe portar algún vestido de un diseñador americano que muestre su gusto por la moda, pero que no nos haga recordar su pasado (desnudos).

Además debe suavizar su rostro con maquillaje ligeramente más sutil (hay que recordar que los “smokey eyes” son muy característicos de ella) para hacer su cara más amigable, recomendó la especialista.

El próximo viernes, Melania –quien en 2006 se convirtió en ciudadana estadunidense– iniciará su propia historia como la nueva primera dama Estados Unidos; ella deberá, desde el primer minuto, imponer su propio sello, para dejar atrás la huella de Michelle Obama.

Por Vanguardia

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