Las mujeres son filmadas con celulares y después las imágenes son distribuidas ilegalmente.
La industria del porno amateur ha alcanzado a uno de los sectores más vulberabes de México; las mujeres indígenas “chamulas” de Chiapas. En las calles de San Juan Chamula, se comercian por poco más de 30 pesos grabaciones realizadas con teléfonos celulares donde se muestran a mujeres indígenas mientras sostienen relaciones sexuales en cuartos de hotel.
Se cree que las grabaciones pertenecen a mujeres explotadas sexualmente o secuestradas en Guatemala para ser distribuidas en burdeles de la frontera de Chiapas. Las grabaciones tienen una duración promedio de 3 a 8 minutos y han cobrado auge en la web y en el mercado negro de la pornografía.
Por El Debate