Los Juegos Olímpicos siempre dan lugar al asombro. Y no solo por notables rendimientos deportivos o rarezas culturales, sino también por la aparición de deportistas que no encajan en los parámetros de la élite. Ese es el caso de Robel Kiros Habte, el etíope que llamó la atención de todos por su sobrepeso y que terminó los 100 metros libre en 1:04.95 , el peor de todos, nada menos que a 17 segundos de los mejores registros.
No fue sorpresa el rendimiento de Habte, un nadador invitado por la FINA para promover el deporte en su país. “Quería hacer algo diferente. En Etiopía todo el mundo corre, yo quería nadar, sin importar dónde acabara. Doy gracias a Dios por participar de mis primeros Juegos Olímpicos”, dijo a Reuters el nadador de 24 años.
Habte, el peor entre 59 participantes en la prueba, compitió en una serie de tres nadadores junto a Jhonny Pérez Urena, de República Dominicana y Thibaut Amani Danho, de Costa de Marfil. Lógicamente, llegó mucho después que sus rivales, que cronometraron 51.50 y 52.78 respectivamente. De hecho, el etíope fue el único nadador en completar los 100 metros en más de un minuto.
Su historia trae al recuerdo otro insólito hecho en Juegos Olímpicos: el del guineano Eric Moussambani, quien en Sydney 2000 (también participó por una invitación) se hizo conocido por marcar el peor registro de la historia en los 100 metros libres. Moussambani terminó la prueba nada menos que en 1:52,72, más del doble que sus competidores.