Cuando se sintió completamente perdida, intentó suicidarse.
Rebekha Bruesehoff es una niña de 10 años cuya popularidad va en aumento por tratarse de una activista LGBTI hija de un clérigo de la iglesia evangélica luterana, que ha conseguido cambiar de género tras recibir un tratamiento hormonal.
La pequeña inició su transición hace dos años, cuando su ansiedad y depresión comenzó a ser evidente. Hoy en día dedica su vida a concientizar acerca de los derechos de la población trans.
“¡Soy la aterradora persona transgénero que te advirtieron los medios!”, dice Rebekha, cuyo objetivo es marcar una diferencia en el mundo al difundir esperanza a todos aquellos que enfrentan una transformación de su identidad.
En cuanto a su familia, acepta que desde muy chica realizaba actividades establecidas como femeninas y cuando se sintió completamente perdida, intentó suicidarse.
Fue en ese momento cuando acudieron con un terapeuta que les explicó lo que es ser una persona trans. “Recuerdo que fue la primera vez que me sentí identificada y entonces todo cobró sentido”, cuenta. Sin embargo, ninguno deja de preocuparse por su futuro como una mujer trans. “Honestamente tememos por su seguridad. Lo sabemos, existe mucha discriminación contra este sector”.
Con información de Mirror.